Cuentos de Alfheim.

Sueño #.28: La Profecía del Elegido.

En el corazón del reino de Alfheim, la princesa Mei Dilith paseaba por el bosque encantado, buscando un momento de paz. Mientras caminaba, escuchó un suave llanto que la llevó a un claro donde encontró a un bebé envuelto en mantas de seda. Sin dudarlo, Mei tomó al bebé en sus brazos, sintiendo una conexión inmediata y profunda.
Al regresar al palacio, el rey Cevril se opuso a que Mei cuidara al niño, temiendo que trajera problemas al reino y en especial porque su hija era muy joven. Sin embargo, Mei se mantuvo firme en su decisión. Esa noche, mientras el rey aún hablaba con la princesa, esta no pudo soportar la idea de abandonar a un pequeño a su suerte y fue así que una luz brillante envolvió a Mei. Dos resplandecientes alas blancas, ocultas hasta entonces, se desplegaron en todo su esplendor, y su cabello se volvió blanco como la nieve, brillando con una luz celestial.
La Treviss del reino, llegó al instante, atraída por la transformación de Mei. Con voz solemne, anunció que esta era la señal de una antigua profecía. El bebé estaba destinado a ser el futuro príncipe que protegería al reino de Alfheim de la oscuridad que se avecinaba. El rey, conmovido por la revelación y la transformación de su hija, aceptó finalmente que el niño debía ser cuidado por la familia real.
Desde ese día, el bebé, llamado Vessla. creció bajo la protección y el amor de la princesa Mei, quién a pesar de no ser su madre, lo acogió como tal. Con el tiempo, Vessla demostró ser un líder valiente y sabio, guiando al reino de Alfheim hacia una era de paz y prosperidad, cumpliendo así la profecía que había sido anunciada.

.Fin.