Salida "laboral"

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Narra la Creadora

Era una "noche" normal en el Hazbin Hotel, la fundadora del lugar estaba extremadamente feliz mientras hablaba con su novia , Vaggie. La cual estaba escuchando atentamente la larga explicación de Charlie sobre lo que había pasado en la tienda de su "tia" rossie y la conexión que había visto entre Alastor y Angel Dust.

Uno de los demonios mencionados escuchaba atentamente desde las sombras, algo molesto por la insinuaciones de su "amiga", pero por alguna razón le encontraba sentido el enamoramiento entre el y la araña, pero por otro lado de su cabeza se le hacia ilógico. Solo que cuando se negaba a su mente volvían miles de imágenes de el contrario, de su bella figura, su voz suave y cantarina, su rostro y su pelusa. Todo era perfecto.

 El dejo de escuchar a ambas damas y se fue a su habitación, la cual era muy elegante. Tenia una cama mullida y muy cómoda, un closet lleno de trajes rojos y negros, su propio baño, un balcón, su estación de radio, un gran candelabro (gracias a que la habitación era muy grande). Todo estaba hecho a colores rojos y dorados.

Se sentó en su cama y se puso a mirar el suelo, hasta que una chiquilla de un solo ojo llego, abriendo la puerta con mucho cuidado, entro a ver a su "padre".

Alastor: Que necesitas, querida?-Dijo el ciervo con la voz un poco apagada.

Niffty: La señora Mimzy le ha mandado a decir que "cuando piensa volver a la mansión, que si va a estar poniéndole los cuernos, que al menos tenga los pantalones de comentárselo a ella"-Dijo la chiquilla mirando cada esquina de la habitación para ver si había algo mínimamente sucio.

Alastor: *Suspiro* Dile que no estoy de humor para aguantar sus berrinches y que hoy me quedare en el hotel.

Niffty: Okey -Dijo antes de salir corriendo con sus pequeñas piernitas.

Alastor se acostó mirando al techo con miles de dudas y pocas respuestas, no entendía la razón por la que se sentía con el arácnido, cuando intentaba cerrar los ojos allí estaba el chico de pelaje blanquecino y esponjoso dándole amor y compresión, arrullándolo en sus largos brazos sin ninguna preocupación alrededor.

En el estudio.

No había mucha diferencia de ambiente, Valentino aun no volvía por razones desconocidas y cuando fue a buscar a Vox para preguntarle el paradero de su esposo, el tampoco estaba y preguntarle a Velvette seria tiempo y saliva perdida, gracias a que la muñeca simplemente lo ignoraba. Se fue a su habitación matrimonial que estaba en el ultimo piso de aquel lugar, pensativo pero ya no era por su marido, ahora estaba recordando la calidez que había tenido con el Demonio de la Radio hace unas horas atrás, se sentía muy cómodo con aquel ser cerca de el.

Como tomaba sus manos algunas veces, su voz radiofónica que le hacia tener uno que otro escalofrió, hace mucho tiempo no se sentía así. Hace mucho ni el mismo Valentino lo complacía como el quería, solo eran unas cuantas horas de sexo rudo y ya, no le ponía el suficiente romanticismo, ya ni siquiera lo abrazaba tan a menudo. Y los besos se habían perdido con el tiempo. De varios años casados, todo el romance se había perdido, ahora solo era dos individuos en la misma cama, que de manera hipócrita se llamaban por apodos cariñosos que se iban transformando en nombres normales, las palabras bonitas y los "te amo" se iban desvaneciendo en sus corazones y solo quedaban palabras vacías con falta de sentido que ahora ninguno entendía. Cada uno se separa por su propio camino hacia sus verdaderos amores, pero seguían juntos por creencias de no lastimar al otro, cuando literalmente ambos habían perdido esa magia que tal vez solo existió en momentos primarios, los cuales se esfumaron con los años.

El arácnido abrió la puerta de la habitación, se cambió y se lavó su cara para remover su maquillaje y se sentó en la cama, donde encontró varios mensajes de la princesa, la cual le había escrito hace poco con intenciones de conocerse mejor.

Sacrificios-RADIODUSTWhere stories live. Discover now