Capítulo 22: Peligrosa cercanía

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¿Qué pasa cuando el chico apuesto que solía gustarte de pronto aparece con más información tuya de la que creías que conocía y parece genuinamente preocupado por ti?

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¿Qué pasa cuando el chico apuesto que solía gustarte de pronto aparece con más información tuya de la que creías que conocía y parece genuinamente preocupado por ti?

¿Qué pasó conmigo? El pánico, la curiosidad y la gratitud se derramaron en mi pecho mezclándose con una extraña inquietud que justo ahora está haciendo que mi corazón quiera comenzar a latir a un ritmo diferente. Uno más lento, agradable y esperanzado. La clase de esperanza que había abandonado hace mucho pero que después de ese momento en su cocina parece querer entrar de nuevo en mi cabeza.

Bajo la mirada hacia el secador de cabello y la bata en mis manos, y despego la espalda de la puerta.

Me saco la camisa que está húmeda solo por el agua que escurrió mi cabello y después me quito la falda que está más que húmeda, continúo sacándome los zapatos y las calcetas. Descalza, en bragas y sujetador observo mi cuerpo y dejo de lado los sentimientos para enfocarme en lo que físicamente pueda sentir.

Los cólicos se han ido y no creo que vaya a enfermarme. Una gripe podría ser más horrible para mí, pero no sería nada comparado con una infección, que es lo que a toda costa debo evitar.

Me coloco la bata y conecto el secador al enchufe empezando a secar mi cabello y tratando de desenredarlo con los dedos. Salí de la ducha sin peinarlo, el viento y la lluvia durante el viaje en moto lo volvieron un desastre y parezco también un mapache drogadicto, con lo poco de rímel corrido que Amy puso en mis pestañas y los ojos irritados de tanto llorar.

Cuando tengo el cabello más seco y peinado paso a limpiarme los ojos y cuando termino con eso me encargo de doblar mi uniforme y me decido por salir del baño.

Observo el pasillo vacío y cierro la puerta detrás de mí. Eiden dijo que pondría mi ropa a secar pero supongo que yo misma puedo hacerlo.

Como no tengo idea de donde está su cuarto de lavado camino por el pasillo, observando todo a mi alrededor pues antes, mientras me sujetaba por los hombros y me traía hasta aquí, estaba demasiado aturdida tratando de seguirle el paso para poder evaluar realmente el entorno.

La casa de Eiden es más pequeña que la mía y no hay fotografías en las paredes ni sobre los muebles. Supongo que antes las había, pero después de lo que le pasó a su familia debieron desaparecer.

Me detengo frente a una puerta entreabierta y estoy por empujarla cuando esta se abre de golpe provocando una brisa que mueve mi cabello y Eiden aparece usando solo pantalones de chándal.

Me mira con grandes ojos y le mantengo la mirada con la misma pizca de susto, hasta que su garganta emite un sonido frustrado, veo como aprieta la mano que mantiene sobre la puerta y cierra los ojos con fuerza antes de hablar.

—¿Estabas por entrar a mi habitación? —pregunta con voz grave, con una mirada tan incrédula, con los ojos llenos de curiosidad y algo más.

—Sí. —Me sincero, incapaz de controlar mi emoción al ver esta nueva reacción en él. Los ojos de Eiden se agudizan sobre mí.

Las inquietudes del corazón ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora