Lo último que Devony imaginaba que podía pasar sucedió.
Como si el estrés que le provocan sus mentiras no fuera suficiente, ahora tendrá que compartir su tiempo con la única persona en el mundo que parece ser inmune a su encanto: Eiden Holt, su apu...
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Amo a mi cerebro, de verdad aprecio mucho ser alguien inteligente, pero no tengo la más mínima idea de como actuar ahora, y creo que estoy comenzando a odiarlo por haberme puesto en esta situación.
La señorita Smith está sentada detrás de su escritorio revisando algunos papeles. Hay un ligero murmullo en el ambiente, efecto de la conversación que el resto del grupo tiene mientras se ponen de acuerdo en qué hacer para cada guión. Devony lleva cerca de treinta minutos escribiendo algo sobre una hoja en blanco, y si está adelantando algo de nuestro proyecto creo que se encuentra muy inspirada.
Jordan al otro lado del salón estira los brazos y me lanza una bola de papel que cae a los pies de Devony. Ella ni se percata del movimiento. Me inclinó para recogerla y desdoblo el papel.
¿CÓMO VAN LAS COSAS? TU CARA DE ATERRADO DA RISA
—Jódete —mumuro en su dirección y él ríe. Jade a su lado le pega en el brazo y su atención se aparta de mí. Veo que su plan no ha funcionado.
¿Cara de aterrado? Por favor. Me puse a pensar en la breve discusión de hace unos momentos, pero no tengo miedo. A mi nada puede asustarme y mucho menos Devony y sus sentimientos. Sentimientos con los que yo mismo acabé y no van a surgir de nuevo.
—¿Qué me ves? —le espeto en cuanto levanta la cabeza y me mira colocándose la goma del lápiz sobre los labios regordetes. Ella hace mucho eso.
—Tú eres el intelectual —responde—. Así que dime qué te parece.
Me extiende la hoja que ha estado acribillando con el lápiz y me mareo al ver tantas letras.
—¿En serio debo leerlo?
—Tendrás que hacerlo quieras o no. Ese es solo un borrador, ni siquiera me ha gustado pero tenía que hacer algo. ¿Lo leerás ahora o no?
—Preferiría si me lo narraras.
—¿Desde cuando te has vuelto tan perezoso? —cuestiona arrancándome el papel de las manos.
—¿A qué te refieres con eso?
—Recuerdo que... —comienza pero se detiene.
—¿Qué? —frunzo el ceño.
—Nada, no iba a decir nada importante. No te gustaría que hablara de eso. —Pasa unos mechones de cabello inexistentes detrás de sus orejas y parpadea con la vista fija sobre el papel—. Resumiendo, nuestro guión habla de un viaje que termina siendo un desastre. Descuida, no me puse romántica al escribirlo.
