Capítulo 17: Buenas y malas sensaciones

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—¿Cómo van los efectos secundarios?

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—¿Cómo van los efectos secundarios?

Levanto la mirada del libro de anatomía y observo a mi papá al otro lado de la isla de la cocina, dándome su característica mirada serena. Elliot Madsen es un hombre que sabe medir sus reacciones, la expresión de sus ojos es controlada pero cálida la mayoría del tiempo. Lo fue mientras mi salud era mala, mientras hablaba con los doctores, cuando el localizador me notificó que había un corazón disponible, cuando me vio después de horas de una cirugía a corazón abierto.

No es un hombre frío pero reserva sus más locas emociones para ciertos momentos. Sé que me ama y sé que no ha pasado por alto el temblor esporádico de mis manos, los dolores de cabeza o las náuseas. Nadie en esta casa lo ha hecho. De hecho, todos estábamos esperándolos.

Tener conocimiento previo de una futura situación puede darte cierta certeza de que será más fácil afrontarla, te puedes preparar de todas las formas posibles mientras la esperas. ¿Pero cómo te preparas para la futura destrucción de tu cuerpo cuando se supone que quieres salvarlo?

—Los inmunosupresores están haciendo su trabajo —le respondo con una sonrisa y regreso la mirada al libro, aunque ya no puedo concentrarme. La pregunta implícita es cómo estoy manejando los efectos, pero no me gusta hablar mucho sobre cómo me siento y él lo sabe. Pero no es que le impida averiguar lo que quiere.

—Veo que están haciendo su trabajo, Devony. —Se levanta y camina hasta ponerse a mi lado y recargar los codos sobre la isla—. Ahora dime, ¿cómo estás?

Mi mirada se clava en los mismos ojos celestes que yo poseo y sé que no tengo opción. A veces puedo escapar de mamá pero de mi padre nunca.

—Es jodido, papá —exhalo, cerrando el libro y relajando mi postura sobre el taburete. Me gano una sonrisa que me impulsa a continuar—. Tengo todas estas alarmas en mi teléfono para no perderme ni una sola toma y recordarme que debo hacer esto el resto de mi vida, todo eso sin obligarme a pensar demasiado en todo lo supone tomar estos medicamento o dejar de hacerlo. Así de jodido es, pero estoy bien.

Papá resopla por la nariz y asiente, acercándose para darme un abrazo y besar mi coronilla.

—Eres una Madsen, tú puedes con todo.

Me río y aprieto más mis brazos a su alrededor. Hace casi dos semanas que está en casa y todo desde el día que apareció ha sido agridulce.

Las cosas en casa están increíbles. Mamá siempre tiene un subidón de energía y buena vibra cada que papá llega de un viaje de negocios, sumándole que esta noche es la revelación de las remodelaciones del Heaven. Ha estado tan ocupada en ello que no ha vuelto a insistir en que diga mi gran verdad a mis amigas o le ha dicho algo al respecto a papá. Sabe que Garrett está al tanto y eso la dejó satisfecha por ahora, aunque la parte agria de la semana tiene que ver con Garrett.

—Tengo que terminar de estudiar —señalo cuando siento que llevamos un buen rato abrazándonos.

—Tu madre no mentía cuando me dijo que ahora eres esta chica responsable con las materias y todo —dice, rompiendo el abrazo y yendo por su taza de café—. Parece que tu tutor está haciendo un buen trabajo.

Las inquietudes del corazón ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora