Lo último que Devony imaginaba que podía pasar sucedió.
Como si el estrés que le provocan sus mentiras no fuera suficiente, ahora tendrá que compartir su tiempo con la única persona en el mundo que parece ser inmune a su encanto: Eiden Holt, su apu...
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—¿Qué tal tu día hoy? —Garrett aparece cuando estoy guardando mis cosas en el casillero. Le dirijo una cálida sonrisa y suspiro mientras me acomodo la mochila al hombro.
El día no estuvo mal. Eiden por fin se esforzó por intentar ayudarme y no lo hizo mal; aunque todavía se siente algo de tensión entre nosotros. Lo que no me extraña, era de esperarse y tal vez esa tensión nunca desaparezca.
A mitad de la clase de Física tuve que pasarle parte de los ejercicios que no copió por estar mirándome, tal vez ideando como asesinarme.
Me ayudó a resolver tres ejercicios. Fue divertido ver como lo desespero, y en ocasiones se me escapó una sonrisa burlona, pero luego él cortaba todo lo emocionante con un comentario sarcástico. No lo vi sonreír en ninguna ocasión y tampoco esperaba que lo hiciera, pero realmente me gustaría verlo reír de nuevo.
Tuve cuidado de no volver a mencionar algo del pasado; en clase de Literatura estuve a punto de soltarle que antes no era perezoso porque yo sabía que le gustaba leer. Lo que hubiera sido una estupidez de mi parte porque creo que nadie más sabía a profundidad cuánto le gustaba, y la única razón de que yo lo supiera era porque en una ocasión me atreví a seguirlo, lo vi entrar en la biblioteca de la ciudad y escoger un libro bastante grueso, en el que se entretuvo más tiempo del que sé, ya que cuando tuve que irme, él continuaba allí.
—Fue un buen día —respondo a Garrett mientras ambos caminamos hacia la salida.
—Hoy en el receso no te vi, las chicas me dijeron que estabas con Eiden.
—Sí, por las tutorías y eso.
—Lo supuse.
Gwen y Amy se aparecen diciendo que irán a comer y luego a ver el nuevo departamento donde Gwen se mudará con su padre en un par de semanas, invitándonos a Garrett y a mí, pero me niego a ir pues más tarde debo ir al hospital para cumplir con uno de los muchos chequeos regulares que necesitaré hacerme los próximos años.
—¿Te irás caminando? —inquiere Garrett cuando ellas se marchan.
—Sí.
—¿Quieres que pase por ti?
—¿Hmm? —Lo miro confundida.
—El viernes, para la fiesta de Kyle —me recuerda.
—Ah, no... No sé si iré, yo... Aún no le he comentado nada a mi madre.
—Podría... ¿Podría preguntarle yo mismo? —dice y me detengo con expresión de asombro, o quizás de temor.
