Lo último que Devony imaginaba que podía pasar sucedió.
Como si el estrés que le provocan sus mentiras no fuera suficiente, ahora tendrá que compartir su tiempo con la única persona en el mundo que parece ser inmune a su encanto: Eiden Holt, su apu...
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Me paso las manos por la cara terminando de hundirme en la frustración. Había tenido que soportar una charla bastante aburrida de mi padre esta mañana, Tatte me había dado una reprimenda por culpa de mis amigos, Megan había rechazado mi invitación y para terminar de joderme el día, tendría que compartir las clases de literatura con esa chica y peor aún, escribir una obra.
Fantástico, simplemente fantástico.
Jordan se separa de mi lado para sentarse con Jade. Ese tipo por lo menos tendría a una chica hermosa a su lado y según me había dicho utilizaría sus encantos para que ella hiciera todo el trabajo. Parecía una buena idea, pero yo ni siquiera podía pensar en coquetear con Devony, había tenido suficiente de niñas enamoradas todo el verano como para colgarme a otra.
—Compañero —anuncia su llegada dejando caer un par de libros sobre el pupitre, sobresaltándome un poco—. Parece que has visto un fantasma.
—Esas fueron mis palabras.
—Lo sé —dice mientras se sienta, obviamente tampoco le gusta la idea de trabajar conmigo—. ¿Tienes alguna idea de lo que podemos hacer?
—Evitar este trabajo.
—Siempre buscas la solución más fácil, ¿no?
—Escucha, no quiero hacer esto así que puedes escribir lo que tú quieras. No me importa. —Su risa me distrae un segundo.
—¿No has escuchado lo que la profesora ha dicho? Se supone que debemos actuar parte de nuestro guión al resto de la clase para que sea elegido o descartado.
—Sigo pensando igual. —Me cruzo de brazos, asqueado ante la idea de actuar frente a la clase—. Un momento, ni se te vaya ocurrir poner alguna cursilería barata, o cualquier cosa semejante que implique contacto entre tú y yo.
—¿No que podía poner lo que quisiera? Un beso hace interesante la historia —añade pestañeando y si no supiera lo mucho que me odia pensaría otra cosa.
—Un buen beso sí, pero yo no pensaría siquiera en besar tu mano.
—¿Y crees que yo estoy deseando que me llenes de baba?
—No he sabido de nadie que no quiera.
—Pues ya sabes de alguien —dice mientras abre un cuaderno amarillo y escribe algo sin dejarme ver—. Eres tan superficial —dice cuando lo cierra—, eso explica tu falta de sustancia.
Había querido ahorcarla en tantos momentos justo como ahora, es la única chica que se atreve a retarme y a responderme. Lo reconozco sí, tiene mucho ingenio.
Devony se acomoda en el asiento cruzando sus largas piernas y acomodando su rubia cola de caballo sobre un hombro. Me permito observarla mientras está distraída sosteniendo un extremo del bolígrafo sobre sus labios. Luce diferente.
