—Solo quería que lo supieras, Eiden. Pase lo que pase tu sigues siendo mi hijo —me dice Norman al teléfono mientras camino por el pasillo de la escuela. Quiero reírme porque lo dice como si fuera yo quien le hubiera fallado.—No —le escupo con asco—, tú no eres mi padre. Nunca quisiste serlo. Y si ahora me vienes a buscar porque quieres que esté contigo, mejor es que dejes de intentarlo, diré lo que quieras a mamá, pero déjame en paz. No quiero nada contigo o Delia... —le digo tratando de zafarme de su llamada.
Estaba llegando tarde a casa, no es como si me importara, pero cualquier cosa era mejor que estar hablando con este hombre que recordaba que tenía un hijo luego de dos meses.
—No deberías llamarme por mi nombre, Eiden. Soy tu padre —vuelve a decir aparentando sentirse ofendido y herido. Ahí estaba su insoportable manera de resaltar su afición por el respeto padre/hijo, claro que este respeto no era reciproco. No lo soporto más y no solo cuelgo, sino que apago el celular.
Llego a mi casillero y meto toda mi basura ahí adentro, incluido el teléfono.
Desde el divorcio él se había convertido en alguien diferente para mí. Desde el momento en que me enteré de todo, lo desconocí totalmente. Engañó a mí madre y yo fui quien tuvo que saberlo primero. Cuando ella se enteró todo fue un desastre, las noches en familia fueron sustituidas por continuas discusiones llenas de calificativos que arruinaron mi autoestima cuando yo solamente era un espectador, y jamás proteste.
Norman ya no era mi padre, solo me dio la vida y me crió como su mascota. No quiero saber nada que lo involucre a él o a Delia, su prometida y ex mejor amiga de mi madre.
Ya estaba harto de que me interceptara. Pero hoy, hoy había sido el colmo cuando me pidió que asistiera a su boda.
Si, claro. ¡Estaba loco! No entiendo como es capaz de pedirme algo como eso. Obviamente no sabe lo que un no significa, no sabe nada. No tiene idea del daño que causa. No le bastaba con destruir la familia que amaba: la estaba sustituyendo por otra.
Soy masoquista, lo admito, y ciertas veces descargo mi ira golpeando una o dos paredes de concreto. Pero mi cerebro no esta tan descompaginado como para ver a Norman volver a casarse con la mujer que volvió mi vida un infierno. No, gracias.
Tan cabreado como estaba por la noticia que me dio, ni siquiera me percato de que Devony está a mí lado hasta que habla. Haciendo esa pregunta estúpida, la misma que tantas veces me había hecho mi madre, la misma que nunca respondía.
No pretendía hacerlo con Devony; todos en esta escuela saben que no deben meterse conmigo, pero al parecer eso a ella no le importa.
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Las inquietudes del corazón ♡
Teen FictionLo último que Devony imaginaba que podía pasar sucedió. Como si el estrés que le provocan sus mentiras no fuera suficiente, ahora tendrá que compartir su tiempo con la única persona en el mundo que parece ser inmune a su encanto: Eiden Holt, su apu...