Capítulo 15: Debilidad

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Nota de autora: Hubo dos actualizaciones el día de hoy, asegúrate de haber leído el capítulo 14 primero.

Nota de autora: Hubo dos actualizaciones el día de hoy, asegúrate de haber leído el capítulo 14 primero

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—Entonces, si los términos individuales se separan usando esta fórmula, ¿se conserva la constante?

—No, se supone que nunca conservas la constante, el monomio se conserva si no hay constante y se identifica su forma final. De lo contrario sacas la constante y simplificas la ecuación.

—¡Dios mío! —me quejo, llevándome una mano a la frente—. No creo que vaya a ser capaz de entender esto alguna vez.

Es un sábado y no falta mucho para que el sol decida desaparecer. ¿Y qué es lo que he estado haciendo toda la tarde? Tratando de comprender como resolver integrales de polinomios.

—Eres lo suficientemente grande como para entender esto —Eiden vuelve a pasarse una mano por el cabello.

—Soy lo suficientemente grande como para que me sermoneen —respondo, dejando el lápiz y el cuaderno sobre la mesita frente a nosotros. Subo las piernas a la mecedora que compartimos y las cruzo poniendo las manos sobre mis rodillas.

—¿Sabes? Estoy firmemente convencido de que lo que importa no es el cociente intelectual de alguien, sino como lo usa. O en tu caso, que lo use.

—Soy buena con las matemáticas —refuto, ofendida.

—Pues no me estás dando razones para creerte. Incluso tengo que ayudarte con anatomía. ¿Quién tiene problemas en anatomía?

Fue sorprendente encontrarlo afuera de mi casa hace unos momentos. La verdad no sabía que pensar al verlo frente a mí hasta que habló y me hizo entenderlo todo.

—Debo admitir, que me estoy divirtiendo un poco —dice, algo distraido.

Comienza a mecernos de nuevo y yo tiemblo cuando una ráfaga de aire nos alcanza. Esta por anochecer y la temperatura está bajando, no debería estar aquí con los brazos y piernas descubiertas. Me inclino para tomar una galleta de la mesita.

—¿Cómo? —inquiero curiosa, aunque haciéndome una idea de qué es lo que le resulta tan divertido.

—No lo sé, Devony. Es que das mucha risa.

Esa es la respuesta que menos esperaba.

—Entonces, supongo que siempre encuentras el lado gracioso de mis sufrimientos, ¿no?

—No lo hagas sonar tan cruel, tómalo como un cumplido.

—¿Estás dándome un cumplido? —pregunto, recibo un encogimiento de hombros.

Las inquietudes del corazón ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora