Prólogo

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18 de septiembre de 2020

Lo más bello de cuando te gusta alguien muy probablemente sea esa sensación parecida a un hormigueo que te recorre el cuerpo, que comienza en el estómago y se esparce por todo el cuerpo hasta que te eriza los vellos de la piel, y que termina en una serie de juegos artificiales que te hacen pensar que cualquier cosa que te pase ese día será maravillosa.

Nadie te advierte de ello. La primera vez solo sucede y no podemos escoger el momento, ni el sitio, ni la edad, ni mucho menos a la persona.

Y eso es, o lo que nos jode todo, o lo que puede volverlo una bella e inolvidable experiencia...


—¿Qué estás haciendo?

La sombra de mi amiga se proyecta sobre mi cuaderno. Lo cierro con lentitud, sin obviar que quiero ocultarlo de su vista y lo guardo en mi mochila a mi lado. Amy se coloca frente a mí, deslizando el vaso de café sobre la mesa hasta acercarmelo y ocupa su lugar.

—Gracias, ¿dónde se ha quedado Gwen?

—Charlando con el cajero —responde con un suspiro, llevando dos mechones rojos detrás de sus orejas. Miro a mis espaldas para ver a mi otra amiga inclinada sobre el mostrador conversando animadamente como si conociera al chico de rulos castaños de toda la vida.

Escucho la campanilla de la puerta y mi atención se dirige a los tres chicos que cruzan la entrada. Me giro en ese mismo instante y Amy se está levantando.

—¿A dónde vas? —inquiero, nerviosa.

—Al baño —alza la vista detrás de mí, percatándose de mi cambio y sonríe—. Estarás bien —completa.

Desaparece de mi campo de visión y no me atrevo a seguirla con la mirada. Mis dedos tamborilean sobre la mesa y después escucho las voces de los chicos mientras se sientan en el reservado detrás mío.

Es la voz de Eiden la que capto primero, sin prestar demasiada atención a sus palabras, solo a su tono fuerte y desinteresado. Nunca me aburro de escucharlo y observarlo, y eso que casi no hay momento en que no pueda disfrutar de ello.

Le estoy dando un sorbo a mi café cuando pienso que este puede ser un buen momento. Llevo meses conociéndolo y nunca he tenido una conversación con él. Las chicas siempre están diciendo que me acerque, que dé el primer paso, pero no soy como ellas. No puedo pasar de una breve mirada y un asentimiento cuando me lo topo en clases o en los pasillos de Paxton. Pero estoy cansada, cansada de guardar este sentimiento, cansada de fantasear con lo que pudiera ser. Quiero vivir mi romance adolescente, quiero sentirme abiertamente enamorada, ilusionada e incluso deseo probar el desamor.

Estoy deslizándome por el asiento para ponerme en pie, cuando mi nombre surge en su conversación.

—¿Qué dicen de Devony? —pregunta Kyle.

—Es linda —dice Jordan.

—Es patética —refuta Eiden, casi al mismo tiempo.

—Lo dices porque está flechada por ti. ¿Por qué no le das una oportunidad a la chica?

Su respuesta viene después de un pesado suspiro.

—No podría estar con ella. Es decir, es tan simple, tonta, no tiene nada especial y está algo zafada. Ya en serio, ¿hasta cuando van a continuar con esto? ¿De verdad creen que yo podría ver algo en la chica Madsen alguna vez?

Noto que una lágrima baja por mi mejilla y la borro con el puño de mi blusa. ¿Acaso era tan obvia? Eiden me gusta, pero yo sigo todas las reglas para ser invisible, no me hago notar y solo me basta con verlo de lejos.

Al parecer algo he hecho mal porque él y sus amigos lo notaron, y Eiden tiene razón, estaba siendo patética.

—Estamos listas, ya podemos irnos —anuncia Amy en voz alta.

—Genial —salgo del reservado y tomo mi mochila olvidando que todavía está abierta por lo que al dar un paso algunos libros caen, justo a un lado de Eiden.

Escucho el murmullo que hacen Jordan y Kyle cuando se dan cuenta de que yo estaba justo detrás de ellos y he escuchado todo lo que dijeron. Mi mirada se encuentra con la de Eiden y no demuestra remordimiento alguno, ni siquiera sorpresa, es fría, severa y acaba por endurecerme el alma.

Siento que las lágrimas empiezan a acumularse en mis ojos que seguramente ya están irritados, pero a Eiden no parece molestarle que esté así por su culpa. Ni siquiera intenta negarlo, ni disculparse y decirme que no quería decir eso. Aparta su mirada suspirando con pesadez y estira el brazo sobre la mesa para tomar su bebida y darle un sorbo, como si todo estuviera bien y no acabara de romperme el corazón.

Levanto mis cosas del suelo y salgo de ese lugar con las chicas detrás de mí preguntándome qué ha pasado.

Levanto mis cosas del suelo y salgo de ese lugar con las chicas detrás de mí preguntándome qué ha pasado

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Nota de la autora

Me volví a enamorar de la lectura y eso me hizo pensar en las historias que había creado hace tiempo; cuando regresé a Wattpad y leí las cosas que había escrito me sentí feliz, y avergonzada porque, Dios...

Sé que mis palabras no son perfectas, que necesito pulirme todavía, pero si te puedo provocar algo, lo que sea, eres bienvenido a expresarte.

Las inquietudes del corazón trae muchos recuerdos gratos para mí y por eso decidí que sea la primera en compartir nuevamente.

Encontrarán la historia narrada en primera persona y tiempo presente. Doble punto de vista. Menciones a temas de medicina que he tomado la responsabilidad de investigar, aunque claro, el toque de ficción no está de más.

Espero disfrutes leyendo :)

Las inquietudes del corazón ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora