Lo último que Devony imaginaba que podía pasar sucedió.
Como si el estrés que le provocan sus mentiras no fuera suficiente, ahora tendrá que compartir su tiempo con la única persona en el mundo que parece ser inmune a su encanto: Eiden Holt, su apu...
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Miro a mi teléfono, leyendo mi última conversación con Kyle, mientras espero a que Norman se acerque.
Kyle: ¡Buena suerte! La vas a necesitar.
Todo estaba bien hasta que ese mensaje llegó y luego empezó a describirme lo que Devony estaba usando.
Kyle: Por supuesto lleva un vestido. No hay pechos a la vista, ni demasiada pierna.
Kyle: Un momento... Amigo, estamos en el ascensor, yo detrás de ella. Definitivamente verás algo de piel.
Yo: Deja de mirarla.
Kyle: Tranqui, también están sus amigas y Gwen está usando mallas deportivas.
Imagino que su intención fue prepararme, pero cuando la tuve enfrente confirmé lo jodido que estaba. Por suerte, el pequeño desconocido –que resultó ser mi primo–, apareció antes de que mi lengua se precipitara y le dijera las cosas que se me habían pasado por la cabeza en cuanto la vi. Sobretodo cuando me miró de una forma que debió ser fruto de mi imaginación, porque vi calor en sus ojos.
Y lo que vino después me hizo entender que estaba en serios problemas, y que sería mejor que cerrara la boca antes de seguir diciendo cosas de las que apenas estaba siendo consciente.
Cuando habló de tomar caminos diferentes me di cuenta de lo inevitable que sería, cuando me llamó su mejor amigo sentí que esas palabras salían de su boca y se amarraban alrededor de mi estómago; y cuando mencionó perderme, odiar esa idea...
Literalmente me quedé sin habla, estaba tan abrumado que no hice más que quedarme ahí, con la boca abierta como un imbecil, perturbado por las palabras de una chica que se estaba convirtiendo en algo que jamás vi venir.
Sentí el corazón lleno y que a la vez se hacía pedazos. Me sentí aliviado y al mismo tiempo molesto. Quería irme antes de soltarle todo lo que pensaba, pero cuando vi que pensaba huir le solté lo primero que se me vino a la cabeza. Y sentí tanta repulsión de mí mismo cuando noté su expresión ante el cambio de tema, porque ella esperaba saber mi opinión sobre lo que había dicho, pero no podía decírselo.
Me sentí horriblemente culpable por haberla casi ignorado los días anteriores, pero necesitaba poner mis sentimientos en orden. Aunque estaba fracasando en eso; pensé que lo tenía controlado pero cuando empieza a hablar su voz me relaja y me vuelve inútil. Demonios, ni siquiera tiene que hablar, basta que aparezca con un vestido y todas mis resoluciones se van por el caño.
Kyle: Entonces, ¿cómo va todo?
Le respondo con un pulgar arriba. Que lo interprete como quiera.
Otro mensaje llega a nuestro chat con Jordan antes de que pueda guardar el celular.
Jordan: A ver pendejo. ¿Por qué no me dijiste lo que harías hoy? Llevo esperando este momento mucho tiempo y seguro no estás preparado.
