Escapando de la realidad...
Estaba tumbada en mi cama, con la música a todo volumen tratando de ahogar la realidad que tanto detesto. De repente, mamá irrumpió en mi habitación por quinta vez.
— ¡Thessa, baja a cenar por favor! —insistió.
Suspiré con cansancio, quitándome los auriculares a regañadientes. No quería dejar la burbuja de mis canciones, pero ignorarla solo empeoraría las cosas. Me levanté de la cama. Me miré en el espejo y vi a una chica con ojeras profundas y el pelo desordenado.
Bajé las escaleras arrastrando los pies y entré en el comedor donde mi familia ya estaba reunida alrededor de la mesa. Mi padre, el Sr. Allen Frost, con su expresión imperturbable, concentrado en su plato. Mi madre, Estelar, tratando de mantener una sonrisa en su rostro mientras servía la sopa. Mi hermana Raven, dos años menor que yo, leyendo como siempre, incluso en la mesa, ¡demonios!
Los observé a todos desde la puerta antes de tomar asiento. Mi familia era como esas familias perfectas que ves en las fotos, donde todos parecen estar genuinamente felices. Pero esas imágenes eran una mentira, al igual que todo lo demás.
— ¿Qué tal tu día, Thessa? No has salido de tu habitación en todo el día —preguntó mi madre, tratando de iniciar una conversación ligera para animar la cena.
— Lo de siempre, mamá —respondí sin entusiasmo, dejando en claro mi falta de interés.
— ¿Qué te parece si mañana vamos al cine, Thessa? —propuso mi padre, su voz profunda y serena llenando el comedor.
— No, gracias. No quiero ir al cine —respondí sin siquiera mirarlo.
Mi hermana Raven levantó la vista de su libro con curiosidad.
— ¡Yo sí quiero ir papá! —intervino, su tono era siempre dulce y diplomático.
En ese momento, sentí la vibración de mi teléfono en el bolsillo. Era Zara, mi mejor amiga.
Mi BFF ♥ha enviado un mensaje:
"Te espero afuera en 10 minutos, no te demores."
Otra noche más que planeaba escaparme para ir a uno de esos clubs a los que mis padres jamás me dejarían ir. No podía perderme esa fiesta por nada del mundo.
Me apresuré a comer, ansiosa por largarme. Mi hermana me miró frunciendo el ceño, pero rápidamente volvió a sumergirse en su libro después de que le dediqué una sonrisa fingida.
— Ya terminé —anuncié, sin poder ocultar mi prisa.
— ¿Está todo bien, Thessa? —preguntó mi madre, notando mi apuro, mientras mi padre observaba en silencio.
— Sí, todo bien. Solo quiero escuchar música hasta quedarme dormida —respondí, dejando a mi madre con las palabras en la boca mientras corría de vuelta escaleras arriba.
En mi habitación, me cambié rápidamente, optando por unos jeans ajustados en lugar de un short y un top, frustrada por no tener algo más llamativo y descotado. Dejé mi cabello negro suelto, apenas tuve tiempo para un maquillaje rápido que resaltara mis ojos azules. Como siempre, improvisé un doble en mi cama con almohadas bajo las sábanas para simular mi presencia. Apagué las luces y aseguré la puerta con un pasador por si acaso, aunque sabía que mis padres no entraban a mi cuarto después de las 9 p.m., dejando claro que siempre prefería estar sola.
Salí por la ventana, bajando por la enredadera que había usado tantas veces antes para escapar sin ser vista, y encontré a Zara esperándome en la oscuridad con una sonrisa traviesa en su rostro. Zara es mi mejor amiga, siempre ha estado para mí, en mis buenos y peores momentos. Es la típica chica que irradiaba energía desde el momento en que la veías. Demasiado extrovertida, y por supuesto, atractiva de pies a cabeza. Todos los chicos querían meterse en su bragas.
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Justo a tiempo
Spiritual¿Alguna vez te has sentido como si el mundo entero estuviera en tu contra? Como si cada paso que das... ¿te aleja más de lo que realmente eres?. Así es como me sentía yo, Thessa Frost, de 17 años y con el corazón hecho pedazos. Mi vida solía ser com...