Quería protegerte de todo esto Raven..
Pero tarde o temprano tendrías que enterarte y enfrentar la realidad.
Pasaron un par de clases desde aquel momento en el salón con Niko. El día continuaba con su rutina habitual en la preparatoria, aunque para mí, todo parecía un poco más pesado y gris.
En el receso, vi a lo lejos a mi hermana con Gastón. Él me miró y luego desvió la mirada rápidamente. Lo detestaba de todas las maneras posibles. Y en el fondo me preocupaba Raven. "¿Qué ve en ese imbécil?", pensé, mordiéndome el labio con frustración.
Al finalizar las clases, me dirigí al autobús escolar donde Zara me esperaba, apoyada contra la puerta con una actitud despreocupada.
—Thessa, hoy voy a tu casa —dijo Zara con determinación, cruzando los brazos y mirándome directamente a los ojos—. Tenemos bastante rato sin pasarla juntas.
—Mis padres no están muy de buenas, Zara... Y estoy castigada —respondí con cautela, bajando la mirada.
Zara asintió, pensativa, y luego se encogió de hombros con una sonrisa traviesa.
—No te preocupes. Podríamos hacerlo de noche, cuando ellos ya estén dormidos. Puedo entrar por tu ventana —sugirió, sus ojos brillando con emoción.
Su idea me hizo sonreír ligeramente. Zara siempre tenía una solución para todo, incluso para burlar los castigos.
—¿Y Amber y Violett pueden venir también?—pregunté, sintiendo un atisbo de emoción por la idea de pasar tiempo con mis amigas fuera de la escuela.
—¡Por supuesto!—exclamó Zara, con una expresión de complicidad. —Será como una pequeña reunión sorpresa. ¿Qué te parece?
Asentí con más confianza esta vez, emocionada ante la perspectiva de una noche fuera de lo común con mis amigas.
—Está bien, Zara— dije decidida. —Vamos a hacerlo.
Quizás era una buena idea pasar tiempo con las chicas, un momento diferente lejos de mi caos habitual.
****
Llegué a casa y vi a mi padre en el sofá, con una expresión de falsa tranquilidad, mientras mi madre se retiraba un poco más, refugiada en su libro. Intenté pasar desapercibida, pero mi padre levantó la mirada hacia mí y su intento de iniciar una conversación fue inevitable.
—Thessa, ¿cómo estuvo tu día en la escuela? —preguntó con voz tranquila, como si no hubiera pasado nada entre nosotros.
Mis emociones se agitaron al instante. Después de todo lo que había pasado, no quería dirigirle ni una sola palabra. Lo odiaba por lo que había hecho a mi madre, por engañarla y destrozar nuestra familia.
Torcí los ojos con desdén y me detuve frente a él, dejando que mi resentimiento fluyera libremente.
—¿Qué importa cómo fue mi día? —respondí con amargura, torciendo los ojos con desdén y deteniéndome frente a él—. ¿Acaso te importa algo más que tus propias mentiras?
Aquí venía otra discusión más.
Él frunció el ceño y suspiró, evidentemente afectado por mi tono desafiante, pero intentando mantener la fachada de normalidad.
—¿Y tus notas? Estás a punto de salir de la preparatoria. Deberías pensar en tu futuro —insistió, ignorando mi rebeldía.
Mis palabras fueron cortantes y llenas de veneno. —Mis notas están bien, papá. —Afinqué la palabra "papá" con odio.
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Justo a tiempo
Spiritual¿Alguna vez te has sentido como si el mundo entero estuviera en tu contra? Como si cada paso que das... ¿te aleja más de lo que realmente eres?. Así es como me sentía yo, Thessa Frost, de 17 años y con el corazón hecho pedazos. Mi vida solía ser com...