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Luego de terminar de cantar, cada uno de los que pasaron al frente se sentaron nuevamente. Abrí mis ojos y vi a Evan también arrodillado. Tenía los ojos rojos; al parecer, él también había llorado. Llegamos al asiento y me dio una sonrisa, una sonrisa llena de comprensión y apoyo. Le devolví la sonrisa, sintiendo una conexión especial en ese momento.

Un hombre mayor, muy parecido al joven que había hablado anteriormente por el micrófono, lo tomó y comenzó a hablar.

—Este ha sido el servicio por hoy. Espero que hayan recibido del Espíritu de Dios y de su gran amor. Nos vemos en el próximo. Recuerden asistir a los grupos de apoyo. Att: su pastor.

Todos los asistentes comenzaron a dispersarse lentamente. Salimos del lugar y, en la entrada, abracé a Evan con fuerza. Él también me abrazó, y por un momento, todo el dolor se sintió un poco más llevadero.

—Gracias, Evan... —dije, con la voz quebrada pero llena de gratitud—. No sé cómo agradecerte lo que has hecho por mí hoy. Pensé que no había salida, pero... ahora siento una esperanza que no tenía antes. Se que Dios es real y fuiste enviado por el para salvar mi vida.

Evan me miró con ternura y seriedad a la vez.

—No tienes que agradecerme, Thessa. Estoy aquí para ti, y lo que viste hoy... eso es solo el comienzo. Dios tiene mucho más para ti. Nunca estás sola.

Nos quedamos en silencio un momento, asimilando todo lo que había ocurrido. Luego, Evan habló de nuevo.

—Thessa, Violett está preocupada. Me dijo que tus padres le comentaron que te fuiste de casa y que están preocupados. ¿Te gustaría venir y hablar más? Puedes quedarte en mi casa esta noche.

Asentí, sintiendo una mezcla de alivio y nervios. Estar con Evan y Violett era lo que necesitaba en ese momento.

—Sí, me gustaría eso. Gracias de nuevo, Evan. —dije, intentando contener las lágrimas de gratitud y emoción.

Evan sonrió y tomó mi mano, guiándome hacia su casa. Sentía que, por primera vez en mucho tiempo, tranquilidad.

***

En el camino hacia la casa de Evan, él me hablaba más sobre sí mismo y sus experiencias con Dios. Me contó sobre los grupos de apoyo que mencionó el pastor en la iglesia: grupos para jóvenes, adultos y personas mayores, todos compartiendo experiencias y apoyo mutuo. Le dije que definitivamente estaría interesada en asistir.

Además, Evan compartió más sobre su vida personal, especialmente cómo cuidaba de su hermana y estaba al tanto de sus problemas. Expresó su preocupación y su constante oración por ella, esperando que Dios tocara su corazón.

Llegamos a su casa y al entrar, Violett me vio y salió corriendo para abrazarme. Sus ojos mostraban preocupación y alivio al verme.

— ¡Thessa, joder no sabes lo preocupada que estaba!  ¿Estás bien? —dijo Violett con voz suave pero llena de afecto y preocupacion

Evan intervino amablemente.

—Voy a dejarlas solas para que puedan hablar tranquilas. Thessa, cualquier cosa que necesites, aquí estaré.

Asentí, agradecida por su apoyo, y Evan se retiró dejándonos a solas. Violett y yo nos sentamos juntas, y comencé a contarle todo lo que había pasado, desde la pelea con mis padres, lo que paso con Blake, lo que iba a hacer ene l puente y hasta el encuentro con Evan , la experiencia en la iglesia y el consuelo que sentí allí.

Violett escuchó atentamente, ocasionalmente expresando su preocupación o su alivio según iba narrando. También estaba furiosa por lo de Blake. Al finalizar, me abrazó con fuerza.

—Thessa, estoy aquí para ti, siempre. Y no estás sola en esto. Vamos a encontrar una manera de ayudarte, ¿de acuerdo? Quizas todos te traicionaron, Amber, Zara, Blake, pero yo no, ¿vale?

Yo asentí mientras se me salian las lagrimas y la abrace.

Violett me sugirió que descansara un rato y que más tarde seguiríamos hablando. Acepté y me recosté, intentando relajarme, pero mi mente seguía dando vueltas a todo lo ocurrido. Sentía un miedo profundo, no solo por lo que había pasado recientemente, sino también por el futuro incierto. Me preocupaba cómo enfrentar a mis padres, cómo manejar la situación con ellos y cómo continuar conociendo a Dios en medio de todo.

Finalmente, me quedé dormida por un corto tiempo. Al despertarme, fui a la sala donde encontré a Violett y Evan sentados juntos. Me acerqué y me senté con ellos.

—Thessa, ¿Cómo te sientes? —preguntó Evan con una mezcla de preocupación y esperanza en su voz.

Respiré hondo antes de responder.

—Tengo miedo. No sé qué hacer ahora, pero estoy segura de que haré todo lo posible por seguir conociendo a....Dios... él, si es real. Pude sentirlo hoy. Y siento que estoy cerca de sentir la paz que por mucho tiempo no he sentido en mi vida.

Evan asintió con comprensión.

—Lo primero que debes hacer es regresar a casa y pedir perdón —dijo con seriedad.

Intervine rápidamente.

—Pero ellos son los que deben pedir perdón, no yo.

Evan consideró mis palabras por un momento antes de responder con calma.

—Thessa, ¿amas a tus padres y a tu familia?

—Sí, los amo —respondí sinceramente.

Evan continuó.

—Entonces, debes intentar llevar las cosas con calma con ellos. Cambiar tu actitud, asistir a los grupos de apoyo, a la iglesia y orar por ellos. Con fe, todo se arreglará. Estoy aquí para ayudarte en esto 

Violett asintió con una sonrisa cálida.

—Sí, Thessa. Yo también aquí estoy, ¿Vale?

Y bueno, en realidad, Violett era la única a amiga que me quedaba. Y era mucho para mi tenerla a mi lado.

Luego, le conté a Evan sobre lo que había pasado con Blake, sintiéndome avergonzada.

Evan me tranquilizó con sus palabras.

—Eso fue un error, Thessa. Todos cometemos errores, pero no te preocupes. Esto también sanará. Deja que Dios se encargue de la parte más difícil. Pero si algo mayor pasa con él tocara tomar otras medidas como asuntos legales...

***

Después de una larga charla y recibir consejos reconfortantes de Evan y Violett esa noche, tomé la decisión de regresar a casa. Me sentía nerviosa y llena de miedo, pero estaba determinada a seguir los consejos que Evan me había dado. Me despedí de ellos con un abrazo sincero y salí hacia la casa de mis padres.

El camino de regreso fue silencioso y reflexivo. Me preguntaba por qué aún sentía tanto dolor y por qué no me sentía bien emocionalmente. Cuando le planteé estas preocupaciones a Evan, él me dijo con paciencia:

—Las heridas emocionales sanan lentamente, Thessa. Es un proceso que lleva tiempo. Poco a poco, seguirás sanando, cambiando y aprendiendo.

Ahora me encontraba frente a la casa de mis padres, respirando profundamente antes de tocar la puerta. Estaba lista para enfrentar lo que fuera necesario.

Justo a tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora