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El tiempo se detenía en la sala de espera del hospital mientras mi padre y yo nos sentábamos en silencio. Sus palabras resonaban en mi mente, cada una cargada de arrepentimiento y deseo de reconciliación.

—Thessa, necesito que sepas cuánto lamento no haber estado ahí para ti y para tu madre cuando más me necesitaban, yo me arrepiento por todas las cosas que hecho y por todas las malas decisiones que tomado. Durante todo este tiempo me he dado completamente de cuenta que tu madre, que ustedes son lo mas importante para mi vida. —dijo mi padre con voz quebrada, buscando mis ojos con sinceridad.

Lo miré, sintiendo la complejidad de las emociones que me abrumaban. Mis pensamientos se agitaban, Y algunas lagrimas recorrían mis mejillas..

—Ha sido tan difícil, papá... para todos nosotros —susurré, mi voz apenas audible en la quietud de la sala.

Él asintió con tristeza, extendiendo una mano hacia mí con cautela. Observé esa mano por un momento, recordando años de distancia y dolor.

—Quiero intentarlo de nuevo, Thessa. Quiero estar aquí para ti y para tu madre. No quiero perderte —dijo, su voz llena de determinación y esperanza.

Inhalé profundamente, sintiendo una mezcla de miedo y alivio. 

—Lo intentaremos, papá. Juntos —respondí con voz suave pero firme, sintiendo el peso de mis palabras.

Después de un momento en la sala de espera, caminé hacia la habitación de mamá en el hospital. La encontré tranquila, los ojos cerrados pero el rostro sereno. Me acerqué con cuidado y le di un beso suave en la frente.

—Saldrás de esta, mamá —susurré, mi voz entrecortada por la emoción—. Dios hace milagros, ¿sabes? Y salir de esto no será solo uno, sino también tener la familia que siempre hemos soñado. Estoy dispuesta a hacer lo que sea para que sea asi.

Sus ojos se abrieron lentamente, encontrándose con los míos. Vi gratitud y amor en su mirada, un entendimiento compartido que nos unía más allá de las palabras.

—Te quiero, mamá —susurré, tomando su mano con ternura.

Ella sonrió débilmente, apretando mi mano con cariño.

—Yo también te quiero, mi niña. Siempre estaré aquí para ti —respondió con voz suave y tranquilizadora.

Permanecí a su lado un tiempo más, compartiendo un momento de paz y esperanza en la habitación del hospital, sabiendo que juntas podríamos enfrentar cualquier desafío que la vida nos presentara.

***

Llegué a casa con el corazón apretado por el peso de la incertidumbre. Me dirigí directamente a la habitación de Raven, quien estaba recostada en su cama mirando el techo. Me senté a su lado y tomé una respiración profunda antes de comenzar a hablar.

—Raven, mamá... está enferma. Tiene cáncer, y los médicos dicen que está avanzado. Estoy realmente asustada —le confesé con voz temblorosa, sintiendo cómo las lágrimas amenazaban con escaparse.

Raven me miró con los ojos llenos de preocupación y comenzó a llorar. Me abrazó con fuerza y permanecimos así por unos largos minutos..

—Thessa, ahora más que nunca debemos pedir ayuda y orar juntas por mamá. Vamos a enfrentar esto ¿de acuerdo? —dijo Raven con voz suave pero firme.

Asentí, agradecida por su presencia y apoyo incondicional.

Unos días después, Evan me propuso dar un paseo por la tarde. Acepté de inmediato, sintiendo la necesidad de hablar con alguien fuera de mi familia sobre mis miedos y preocupaciones. Caminamos juntos por las calles conocidas hasta que llegamos al puente donde solíamos sentarnos a conversar.

Justo a tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora