15-JUSTO A TIEMPO.

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JUSTO A TIEMPO.

Llegó. 

".....quizás estabas a punto de cometer el error mas grande en tu vida, pero él llegó justo a tiempo....."


Jamás pensé que todo llegaría hasta aquí. Me sentía la persona más miserable y destrozada que pudiera existir. 

Estaba caminando. Ya casi anochecía. Luego de todo lo que pasó, Blake me dijo que fuera de su casa. me sentía devastada. Me dijo que ya no me necesitaba pero que en cualquier momento me buscaría nuevamente . No podía creer que esas palabras estuvieran saliendo de su boca, estaba totalmente ida, no dije ninguna palabra, tome mis cosas y me fui.

Sentía emociones abrumadoras, difíciles de procesar. El miedo y la confusión me envolvían como si mi mundo ya desmoronado se hubiera fragmentado aún más. Una profunda vergüenza y culpa me consumían. Me sentía perdida, vagando sin rumbo. Me encontraba en un puente al que había llegado por casualidad, reconocible porque una vez estuve aquí con papá cuando era apenas una niña inocente de unos seis años, incapaz de imaginar el dolor que ahora me embarga. Recordé cómo papá me cargaba en aquel lugar mientras el río fluía serenamente; entonces solo conocía la felicidad, una felicidad lejana comparada con la desesperación de ahora.

En ese momento, recordé las palabras de Evan sobre Dios, un Dios de supuesto amor y compasión que transforma vidas. Pero todo me parecía carente de sentido. ¿Evan estaba equivocado? ¿Acaso Dios no existía y todo era absurdo?

Asegurándome de que no hubiera nadie cerca para escucharme, comencé a hablar en voz alta.

—Dios, te odio, ¿sabes? ¿Por qué permitiste que existiera? ¿Por qué permitiste que creciera en una familia que ahora está destrozada? ¿Por qué permitiste que mi hermano Thomas muriera? —Las lágrimas empezaron a deslizarse por mis mejillas, ardientes y amargas.— Te culpo por todo lo malo que me ha pasado, por el dolor y el sufrimiento que jamás aliviaste. Me destrozaron el corazón, me traicionaron y... y ocurrió lo que ocurrió hoy, y tú no hiciste nada para evitarlo. ¿Qué clase de Dios eres, que permite que los inocentes sufran de esta manera? Si según Evan existes y has cambiado su vida, ¿por qué no apareces y cambias la mía? ¿Acaso disfrutas verme sufrir de esta manera?

Las palabras fluían de mis labios, consciente de que tal vez hablaba solo para el aire...

Mi voz se quebraba con cada palabra, cargada de una mezcla de desesperación y resentimiento. Me sentía abandonada, como si mis súplicas se perdieran en un vacío infinito, sin respuesta ni consuelo. Las lágrimas seguían fluyendo, mi cuerpo temblaba de dolor y mi mente daba vueltas en un torbellino de pensamientos oscuros y desesperanzadores.

En ese momento, el pensamiento de que la única manera de acabar con tanto dolor era quitándome la vida cruzó por mi mente, como una puerta que se abría hacia una salida que parecía la única opción para detener tanto sufrimiento.

Claro, si salto de este puente, quizás todo acabe. El dolor, el sufrimiento, todo podría desvanecerse en un instante. ¿No sería mejor así? ¿No sería más fácil acabar con todo de una vez?

Me acerqué al borde del puente, el viento acariciando mi rostro mientras miraba el agua oscura y turbulenta abajo. El vacío en mi pecho se sentía insoportable, y el pensamiento de que todo podría terminar en un solo salto se volvió tentadoramente real.

Justo cuando estaba a punto de hacerlo, una voz fuerte y clara rompió el silencio.

—Espera.

Me volteé asustada, y allí estaba Evan, tomándome de la mano. Su expresión era seria, llena de preocupación.

Justo a tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora