Vuelvo a casa más pensativa que nunca. Las últimas palabras de Jefnier me han destrozado. Cuanto más lo pienso, más rabia me da. Solo me apetece no pensar más en todo esto. Volver a mi vida tranquila de antes. Olvidar los problemas y concentrarme en mí misma. ¡Y sobre todo, no tener más que encontrar mil y una maneras de reembolsar a un loco y peligroso mafioso!
Creo que lo que quiero es tumbarme en la cama y no despertarme nunca más. Morfeo me arropará en sus brazos y tendré una vida feliz a su lado...
(Uy, uy, uy, estás yendo demasiado lejos, jessica. ¡Sería mejor que fueras a lavarte!)
Me pego un duchazo antes de sacar brevemente a oddie. De vuelta al piso, me siento aún más miserable que antes. Parezco un cocker a punto de ser castrado. No. ¡De hecho, estoy realmente muy harta! Me dan ganas de llamar a Jefnier y de cantarle las cuarenta, pero me retengo.
Camino sin fuerzas hacia la cama y me meto en el sobre. (Vamos, duérmete querida, mañana será otro día.)
Un gruñido al pie de la cama me saca de repente de mis pensamientos. Es oddie. Acaba de poner su cabecita mona al borde del colchón para mirarme. Golpeo la manta a mi lado. Pegando un ladrido entusiasta, salta sobre la cama. Le miro acurrucarse sobre mi vientre, conmovida.
—Jessica: "Como dice el refrán: "Cuanto más conozco a los hombres, más quiero a mi perro"... Estás de acuerdo con eso, ¿a que sí, peque?"—
Se contenta con pegarse a mí antes de quedarse profundamente dormido. A penas instalado, el bicho se pone a roncar. Por mi parte, suspiro largo y profundo antes de ponerme a pensar de nuevo en la tarde de hoy.
Creo que tengo miedo. Miedo de que Jefnier me abandone por lo que le he dicho. Sería capaz. Después de todo, me lo habré merecido. Estos pensamientos me rondan un buen rato, pero al final me quedo dormida, rendida por el cansancio.
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La noche fue movida. Tuve sueños extraños: pistolas, Jefnier, sangre, una pareja endiablada... Una historia de entrega que salió mal...
Resultado: esta mañana, no estoy en mi mejor forma. Mi amargura sigue omnipresente desde anoche. Me contemplo, abatida por la fatalidad. Bueno. Hoy no es uno de mis mejores días, pero todo irá bien. Si me concentro en mi trabajo todo irá bien.
Llego más o menos a la hora delante del edificio con un nudo en el estómago. No me apetece cruzarme con Jeimax. Sé que me va a preguntar si ya estoy mejor, y no tengo ganas de inventarme historias.
Por otro lado, me da miedo de que Jefnier y él hayan hablado. Si es el caso, voy a tener que afrontar de nuevo a mi amigo y eso no me gusta ni un pelo.
Me dispongo a atravesar la puerta del edificio cuando alguien me pega un empujón un poco de mala manera. Una de las cosas que más me irritan en Nueva York, es la gente que no mira por dónde va.
—Jessica: "¡Mire por dónde va!"—
—Cassandra: "¿No puede poner cuidado? ¡Lárguese!"—
—Jessica: "¡¿Cómo?! Está..."—
Me detengo antes de terminar mi frase. Este día promete ser el mejor de mi vida: tengo en frente a Casandra Miller. (¡Estupendo! ¡Me viene como anillo al dedo!)
—Cassandra: "Señorita Travejo. ¿Por qué será que no me sorprende? Una chica tan torpe delante de la oficina, solo podía ser usted."—
Resoplo y me agarro el tabique de la nariz. Intento encontrar en mí la fuerza para retener mi puño...
—Jessica: "¿Sabe que podría ser usted un poco más amable?"—
—Cassandra: "¿Y usted un poco más responsable? Está aquí para trabajar, no para pasearse."—
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𝕻𝖊𝖑𝖎𝖌𝖗𝖔 (lunay-Jefnier Osorio )
LosoweJefnier Osorio - cuando estes encima de mi mátame, no tengas clemencia. ⚠️⚠️⚠️⚠️ La historia se empezó Domingo, 4 de julio, 2021 Actualizo rápido! Si te gusta por favor apoyar.