XXII

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Alexia

La paz me inundaba en ese momento, estar con ella allí sentada sin hablar, solo disfrutando de la calma, como el día que nos dimos nuestro primer beso.

Cuando se acercó la hora de la reserva nos fuimos de allí, me encantaba que fuese así de detallista, este tipo de cosas me llenaban el corazón por completo.

Como ya me había dicho fuimos a mí sushi favorito, estuvimos todo el rato hablando y riendo, las conversaciones salían solas, me sentía tan cómoda hablando con ella.

-Yo pago-Dijo cuando el camarero trajo la cuenta.

-No hace falta, pagamos a medias-Dije sintiéndome algo mal.

-Yo te he preparado la cita, yo pago-Dijo con una sonrisa que me removió todo.

Después de decir eso pasó su tarjeta por el datáfono sin dejarme otra opción.

-¿Vienes a mí casa?-Dije mientras salíamos del restaurante.

-Si la señorita quiere -Dijo riendo.

Efectivamente Denna acabó en mi casa, llevaba toda la noche buscando algún momento para pedirle salir, estuve a punto varias veces, pero no me atrevía.

Volvimos a poner la serie que estábamos viendo juntas, se sentó bastante pegada a mí, pasé con cuidado un brazo por sus hombros y ella se apoyó en mi pecho, me dio algo de vergüenza ya que seguramente estaba notando mis latidos a mil por hora.

Los latidos se aceleraron cuando comenzó a acariciar el interior de mi muslo, no sé si lo hacía conscientemente o no, pero yo tenía toda la piel erizada.

En ningún momento me di cuenta de que se había quedado dormida sobre mí, empecé a escuchar que hacía ruidos, al fijarme bien vi que estaba sollozando, estaba dormida, supuse que estaba soñando, de pronto abrió los ojos asustada y noté como se agarraba más fuerte a mí.

Denna

-¿Te has liado con mi mejor amigo?, es muy fuerte lo tuyo-Espetó mi hermano con rabia mientras íbamos dirección al aparcamiento de la discoteca.

-Estamos de fiesta, tampoco ha sido un lío, habrá durado dos minutos máximo, además no te incumbe-Dije intentando que entrase en razón.

-Que va Denna, mi hermana pequeña se ha dado el lote con mi mejor amigo y a mí no me incumbe-Dijo cabreado colocándose el casco de la moto.

-Pues la verdad es que no, estás siendo un puto inmaduro Adri-Dije sin entender de dónde salía su enfado.

-Sube y no me comas más la puta cabeza, y hablaré con Gabriel, pero que sepas que no vuelves a salir con nosotros-Dijo con desprecio pasándome mi casco.

Yo no dije nada más y subí, el rugido de la moto resonaba en mis oídos, un sonido constante que normalmente encontraba reconfortante, pero ahora era diferente, sentada detrás de mi hermano, podía sentir la tensión en cada músculo de su cuerpo. Sus manos aferraban el manillar con una fuerza casi violenta, y el motor rugía más fuerte de lo habitual. Sabía que estaba enfadado, aunque no había dicho una palabra desde que arrancamos.

El viento golpeaba mi rostro, haciendo que mis ojos lagrimearan. No me atrevía a hablar, pero el miedo comenzaba a asentarse en el fondo de mi estómago. La carretera serpenteaba ante nosotros, y cada curva se sentía más peligrosa con la velocidad a la que íbamos. Miraba el velocímetro por encima de su hombro, viendo cómo la aguja seguía subiendo.

-Por favor, baja la velocidad Adrián-Dije con miedo, con la garganta seca y casi incapaz de formar palabras.

Sabía que estaba molesto conmigo, aunque no podía entender del todo por qué. Algo había desencadenado su ira de una manera excesiva.

La carretera empezó a llenarse de curvas más cerradas, y sentí cómo la moto se inclinaba peligrosamente en cada giro. Mis manos se aferraron con más fuerza a su cintura, mi corazón latiendo con un ritmo frenético. Podía ver el paisaje pasar a nuestro alrededor como un borrón, los árboles y las señales de tráfico apenas eran manchas que pasaban de largo en apenas fracciones de segundo, no solo por la velocidad, si no porque llegado este punto mis ojos estaban repletos de lágrimas por el miedo.

Entonces, ocurrió. Fue solo un segundo de distracción, una fracción de segundo en la que todo cambió. Una curva especialmente cerrada, una corrección de dirección tardía, y sentí cómo la moto perdía tracción. Todo sucedió en cámara lenta: el deslizamiento, el momento de ingravidez, y luego el impacto brutal contra el suelo.

Abrí lo ojos de golpe al sentir eso, encontrándome con que había sido un recuerdo convertido en sueño, estaba entre los brazos de Alexia, la cual me miró con preocupación, me separé un poco de ella y retiré las lágrimas de mis ojos.

-¿Estás bien?-Preguntó con preocupación y yo negué con la cabeza sincera, recordando cada segundo de ese momento.

-Voy a por un vaso de agua-Dije separándome y ella asintió.

Fui a su cocina y eché agua fría en un vaso, no era la primera vez que me pasaba esto, no sé si porque aquello fue una situación traumática o porque seguía sintiéndome culpable por lo que pasó.

De pronto noté como Alexia me abrazaba por la espalda, respiré profundamente y me relajé apoyada en ella, solo Alexia conseguía hacerme sentir así.

-Si quieres hablar estoy aquí-Dijo en un susurro y yo sonreí.

-Lo sé-Dije girando sobre mi misma para quedar frente a ella.

Nos quedamos así varios segundos, frente a frente, me perdí en el marrón verdoso de sus ojos, podría mirarlos eternamente, podría hacerlo con cualquier parte de ella y no me quejaría jamás.

No tardé mucho en lanzarme a sus labios, ella correspondió al beso pasando sus brazos alrededor de mi cuello para pegarse más a mí, mis manos pasaron a su cintura y ella sonrió en medio del beso cosa que me volvió loca.

Poco a poco la fui guiando hasta el sofá y al llegar me dió la vuelta y me hizo caer sobre el cheslong, yo solté una pequeña carcajada cuando hizo eso y mi risa se le contagió.

Con cuidado se puso sobre mí y volvió a mis labios, sinceramente aquel era el mejor momento que habíamos tenido nunca, no era un simple calentón, era algo delicado y bonito, cosa que me encantaba.
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Capítulo cortito, pero por una buen razón porque se vienen cositas😉

El sueño/recuerdo de Denna💔

𝐈 𝐇𝐀𝐓𝐄 𝐘𝐎𝐔-𝐀𝐥𝐞𝐱𝐢𝐚 𝐏𝐮𝐭𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora