LXVIII

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Empezaron a llegar las copas de alcohol, algunos ya iban algo achispados, yo seguía bailando juntos a Alexia cuando alguien llamó nuestra atención.

-Permiso para llevármela un momento-Dijo Marina cogiéndome del brazo y Alexia la miró mal con humor.

Fui arrastrada por mi mejor amiga a una zona alejada de la gente, vi que no dirigíamos a un sitio donde estaban los demás.

-¿Me vais a matar entre todos o es la inauguración de algún tipo de secta?-Pregunté haciendo reír a todos.

-Hay una cosa de la que no te hemos hablado nunca, después del accidente, mientras tú estabas inconsciente Adrián estuvo estable durante unas horas, le dijeron que se despidiera de todos porque tarde o temprano iba a fallecer, se despidió de todos, pero faltabas tú, pidió que le dejáramos solo, lo vimos salir de la habitación e irse a la tuya, se tiró ahí unas dos horas, cuando volvió ya se le veía algo decaído, al entrar lo único que hizo fue darnos una carta y pedirnos que te la diéramos cuando tú estuvieses preparada, creemos que ahora es el mejor momento-Explicó Gabriel mientras sacaba dicha carta de su bolsillo.

-Cuando termines de leer, vuelves, nosotros nos vamos-Dijeron antes de alejarse y dejarme sola.

Tenía los nervios a flor de piel, el vestido que llevaba ahora al ser de fiesta me permitía sentarme más cómoda sobre la arena, respiré profundamente antes de abrir el sobre.

“Dennita,si estás leyendo esto, significa que ya no estoy a tu lado físicamente, pero quiero que sepas que siempre estaré contigo en espíritu. No fue fácil para mí escribir estas palabras, pero sabía que algún día las necesitarías.”

Las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas. La caligrafía de mi hermano era inconfundible, cada trazo lleno de amor y cuidado. Me limpié los ojos y seguí leyendo.

“Quiero que recuerdes los momentos felices que compartimos, las risas y las aventuras. Esos recuerdos son un tesoro que nadie podrá quitarte. Siempre fuiste más que una hermana para mí; fuiste mi mejor amiga, mi confidente, mi cómplice en todas las travesuras.”

Me reí entre lágrimas al recordar nuestras travesuras infantiles, desde robar galletas de la cocina hasta construir fuertes en el patio trasero. Su ausencia había dejado un vacío enorme en mi vida, pero sus palabras parecían llenar un poco ese hueco.

“Sé que enfrentarte a este mundo sin mí habrá sido difícil, pero quiero que sepas que eres más fuerte de lo que piensas. Siempre admiré tu valentía, tu capacidad para ver lo mejor en las personas y tu pasión por la vida. Nunca dejes que nadie apague esa luz que llevas dentro.”

Sus palabras resonaron en mi corazón. Había sido tan difícil seguir adelante sin él, pero en ese momento me sentía completamente entera, gracias a una persona que había conseguido devolverme aquella luz.

“Prométeme que seguirás tus sueños, que no dejarás que el miedo te detenga. La vida es corta Denna, y quiero que vivas cada momento al máximo. Ama profundamente, ríe a carcajadas, y no te detengas nunca.”

Tomé un profundo aliento, tratando de asimilar su mensaje. Me dolía no tenerlo a mi lado, pero sentía su presencia a través de sus palabras.

“Finalmente, quiero que sepas que te amo más de lo que las palabras pueden expresar, fui un idiota al enfadarme contigo, quiero pedirte perdón por eso, quiero que sepas que siempre estaré contigo, en tus recuerdos, en tus logros, y en tus momentos de tristeza. Estoy orgulloso de ti, Denna. Nunca lo olvides.

Con amor eterno, 
Tu hermano.

Doblé la carta con cuidado y la acerqué a mi pecho, dejándome llevar por una mezcla de tristeza y consuelo. Las palabras de mi hermano eran el abrazo que necesitaba, un recordatorio de que, aunque ya no estuviera físicamente, su amor seguiría guiándome.

Alexia

Vi volver a Marina, pero Denna no estaba con ellos, tenía curiosidad pero no me quise entrometer, unos 20 minutos después mi mujer volvió a aparecer, estaba llorando y se abrazó a sus amigos, ahí sí que me acerqué.

-¿Estás bien?-Le pregunté mientras se retiraba las lágrimas.

-Estoy mejor que nunca-Dijo para después besarme con fuerza.

La fiesta continuó durante horas, cuando ya era hora de irse Denna y yo teníamos algo más que hacer, nuestras damas de honor se habían encargado de reservarnos una suite en uno de los mejores hoteles de la zona.

Al estar ya allí seguía aún embriagada por la felicidad del día. Había sido una boda perfecta, pero ahora, el mundo se había reducido a este momento, solo Denna y yo en la intimidad de nuestra habitación. La música suave de la recepción se escuchaba a lo lejos, pero todo mi enfoque estaba en ella.

Denna estaba de pie junto a la ventana, la luz de la luna acariciando su figura. Me acerqué lentamente, sintiendo una mezcla de nervios y deseo. Cuando nuestros ojos se encontraron, supe que ella también lo sentía.

-Finalmente estamos aquí-Susurré, acariciando su mejilla.

Denna sonrió, tomando mi mano y llevándola a sus labios para besarla suavemente.

Nos besamos con lentitud, saboreando el momento. Mis manos bajaron la cremallera de su vestido, sintiendo la suavidad de su piel a medida que el vestido caía al suelo. Ella hizo lo mismo con mi vestido, y pronto estábamos desnudas, contemplándonos a la luz de la luna.

Poseé mis manos en sus muslos y con un ligero movimiento la levanté del suelo obligándola a rodearme con sus piernas.

Nos dirigíamos hacia la cama y nos tumbamos en esta, nuestras pieles encontrándose en un abrazo íntimo. Mis manos recorrieron su cuerpo, memorizando cada curva, cada reacción. Sentí cómo su piel se erizaba bajo mi toque, cómo sus suspiros se convertían en gemidos suaves.

-Te amo, Alexia-susurró Denna, su voz temblando de emoción y deseo.

-Te amo, Denna-respondí, besando sus labios con una mezcla de ternura y pasión.

Mis labios bajaron por su cuello, deteniéndome en sus clavículas, mientras mis manos exploraban sus pechos. Sentí sus pezones endurecerse bajo mis dedos, y ella arqueó la espalda, acercándose más a mí. Bajé más, besando y lamiendo su abdomen, escuchando cómo sus respiraciones se hacían más rápidas y entrecortadas.

Cuando llegué a su entrepierna, me detuve un momento para mirarla. Sus ojos estaban llenos de amor y lujuria, y eso me dio el valor para continuar. Mis labios y lengua encontraron su clítoris, y ella dejó escapar un gemido profundo. La complací lentamente, disfrutando de cada reacción, de cada gemido y suspiro.

Denna no tardó en llevarme a su misma intensidad. Sus manos hábiles encontraron mis puntos sensibles, y pronto estábamos enredadas en una danza de placer. Nuestros cuerpos se movían juntos, nuestros gemidos se mezclaban con el sonido de las olas y la música lejana.

El clímax llegó de manera intensa y arrolladora, nuestros cuerpos temblando al unísono. Nos abrazamos fuertemente, dejando que la oleada de placer nos llevara y nos dejara exhaustas pero completamente satisfechas.

Nos quedamos tumbadas, abrazadas, respirando juntas. Sentí el latido de su corazón contra el mío, y supe que en ese momento éramos una.

-Esto es solo el principio-Dije acariciando su pelo.

Denna asintió, sus ojos brillando con lágrimas de felicidad y saciedad.

-Sí, el principio de todo-Dijo con una sonrisa antes de volver a besarme.

Nos quedamos así, abrazadas bajo la luz de la luna, sabiendo que, sin importar lo que viniera, siempre tendríamos este momento, este amor eterno.
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Capítulo con cositas, y también uno de los últimos

Si no cuento mal quedan dos capítulos más el epílogo🥺

No seáis tímidos y cometad que es una de vuestras últimas oportunidades para hacerlo

𝐈 𝐇𝐀𝐓𝐄 𝐘𝐎𝐔-𝐀𝐥𝐞𝐱𝐢𝐚 𝐏𝐮𝐭𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora