"Recuperación."

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Cada vez el ruido se volvía más nitido a su alrededor. Aves cantando más el rugido del aire contra las hojas de los árboles que se mecían y que además hacían crujir la madera que parecía haber a su alrededor. Hiriendole los ojos, Ace los abrió lentamente ajustándose a su alrededor.

Era una pequeña habitación sin muchos muebles. Había una silla junto a él vacía y una mesita larga pegada a la pared que estaba frente a él. La pared opuesta poseía repisas que estaban vacías excepto por flores que él reconocía haberlas visto antes. Había un arco en la esquina en diagonal a él que se encontraba cubierto con sólo tela y parecía ser la puerta. A su lado en el suelo se veía un barril abierto y a su alrededor mochilas entreabiertas.

Quiso hablar pero la garganta le dolió. No podía acercar su brazo a su garganta, entonces tosió de lo cual se arrepintió debido a la sacudida de su cuerpo.

Eso fue suficiente para que un hombre apareciera apartando la tela y lo observara. Se acercó a él y comenzó a tocarle el cuerpo y revisarlo.

—¿Qué...? — logró decir antes que el dolor en su pecho le arrebatara el ánimo de vivir. Sintió que su conciencia casi desaparecía.

—Bien, te estás recuperando bastante bien. — sintió la mano del hombre sobre su pecho. —Ánimo Ace. Aguanta.

¿De qué demonios hablaba? Le estaba doliendo todo el torso por el amor de Dios. Era insoportable.

Sintió que se iban su fuerzas y la conciencia se le fue.

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Escuchó el arrastre de un mueble a su lado y abrió los ojos. Era el mismo hombre que anteriormente lo había visto. Se encontraba en la misma habitación. Pasó el trapo mojado por su rostro y tiritó de la impresión.

—¿Cómo está? — escuchó una voz femenina. No podía discernir de quién era.

—Pues por el momento no hay problemas. Quizás en unos días se vuelva completamente consciente. Le apliqué un sedante nuevamente.

—Lamento retenerlos tanto tiempo — habló de vuelta la mujer.

—No te preocupes. En cuanto recupere el conocimiento, nos iremos. —escuchó un poco más lejos.

—Gracias a las flores muy pronto se repondrá.

Volvió a cerrar los ojos y se quedó dormido.

Volvió a cerrar los ojos y se quedó dormido

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Sintió su alrededor, dándose cuenta de que había estado durmiendo. Escudriñó toda la habitación percatándose que no había nadie. Con un poco más de fuerza, se enderezó con cuidado. Bajó la vista a su torso y se encontró con una cicatriz enorme, recordándole a Marineford. ¿Había sobrevivido?

Cambiaré tu destino - Portgas D. AceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora