"Oportunidad."

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—¡Dressrosa a la vista! —exclamó alguien pero estaba ocupada manteniéndome firme en mi postura.

—No lo haré.

—Aloise, no seas quisquillosa.

—¡No es eso!

—Comandante, ¿nos acercamos al puerto?

—No. Nos detendremos aquí.

—¿Eh? —todos lo miraron confundidos.

—Iré con Aloise en el Striker.

—¿Qué no lo dejaste en el Moby Dick? —lo encaré.

—No, lo traje conmigo. Ahora vámonos.

—¿No hay una balsa? ¡Iré en balsa!

—Es más rápido así.

—¡Ace! Ya está preparado el Striker —le levantaron el pulgar. Mi ansiedad aumentó.

—¡Gracias chicos! Vámonos.

Vi que se lanzó al Striker y me observó desde allí.

—¿No podemos hacerlo de otra manera?

—Ven, yo te sostengo.

Estaba loco si creía que me podía llevar en sus brazos. No me iba a lanzar desde aquí.

—No me tiraré.

Podía escuchar las risas de la gente del barco ante el espectáculo, sin embargo no eran suficientes como para que la rabia me hiciera actuar.

Ace parecía tranquilo ante mi negativa, lo cual me incomodaba más. ¿Piensa cargarle a una chica en brazos hasta el puerto? Prefiero desaparecer.

—¿Puedes teletransportarte desde aquí?

Cerré mis ojos y la sensación de espacio no lo alcanzaba. Negué.

—Eso pensé. — Saltó de vuelta a nuestro barco justo frente a mí. Tuve que parpadear varias veces de la sorpresa — Sujeta mi sombrero —dice y me lo coloca. En cuanto lo tomo siento sus manos en mis caderas y, antes que pueda reclamar me levanta del suelo.

 En cuanto lo tomo siento sus manos en mis caderas y, antes que pueda reclamar me levanta del suelo

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—¿¡Ace?! — me sujeto a morir de su cuello al sentir que toma impulso para su salto. Grito como si mi alma fuera salirse de mi cuerpo en cuanto tocamos el Striker y él se propulsa para Dressrosa.

Las primeras olas hacen que demos saltos y yo casi me pongo a llorar. Por apretarlo contra mí puedo percibir que está disfrutándolo, me decido a clavarle las uñas y termina riendo a carcajadas.

—¡Sujétate bien a mí!

—¡Ni dudes de eso! — le grito al oído.

—Tranquila, no dejaré que algo te pase.

Con la idea segura de que si hablaba perdería fuerzas, ignoré a Ace mientras trataba de conversar conmigo en el trayecto. Llegando al puerto, detuvo el Striker y saltó al muelle. Me sostuve de él un buen rato abrazándolo por la cintura pues mis piernas no reaccionaban. Él no parecía incómodo.

Cambiaré tu destino - Portgas D. AceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora