"Amenaza"

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—Ace.

—¿Qué?

—Olvídalo.

—No. ¿Qué paso?

Lo veo cortando madera para el señor Airton. Se detiene a limpiarse la cara pasándose el brazo para mirarme y yo evito verlo embelesada. Empiezo a dar golpecitos al tronco de roble en la que estoy sentada.

—Iba a preguntarte si te gustaría ir conmigo a mi mundo pero me respondí sola. No te va a gustar.

—¿Por qué lo dices?

—Vas a desear morir. Es muy probable.

—¿Tan malo es? — dice y reanuda la tala.

¿Qué podría hacer allí? Tan corriente y atado de manos lo va a asfixiar.

—Aunque creo que te volvería loco la tecnología. ¿Sabes? Si algún día conozco a Vegapunk le diré que me haga unas cuantas cosas.

Se vuelve a detener. Me observa hastiado.

—No te lo tomes a mal pero ¿qué haces aquí?

—¿Te molesto?

—No, me distraes.

Bueno, no tenía que decirlo así. —Ya he terminado lo que me correspondía hoy y te estoy esperando.

—¿Tan rápido?

—No había mucho que hacer y me liberaron.

Levanta la ceja y vuelve a su trabajo. —Debo cortar todo esto y termino. — se detiene un momento y me presta atención. —¿Te gustaría salir conmigo al bar? No pudimos ir la vez pasada y quería ir contigo.

Asiento observándolo. Había logrado hasta el momento aguantar las ganas de lanzarme sobre él y Ace tampoco insistía mucho en mí. Sólo uno que otro toque peligroso que lo hacía tan sutilmente.

Sus manos sujetando el hacha y sus brazos, la remera moldeando su cuerpo... después de probar a Ace era muy difícil no pensar en lo exquisito que era tenerlo para mí. Se vuelve a limpiar el rostro y sus manos caen en sus caderas, observando lo cortado. Sus ojos caen en mi mientras recupera la respiración y sonríe complacido.

—¿Qué? — le cuestiono.

—No es nada. Sólo te estoy mirando. —suspira.— Creo que es suficiente. Lo continuaré mañana.

—¿El señor Airton no te dirá nada?

—No, hoy hice más de lo que debía. Vámonos. —dice tomando lo que cortó y acomodándolo a un lado de la casa. Cuando termina se acerca a mi. —Quiero tomarme rápido una ducha.

—¿No vas a despedirte?

—Nah, el señor Airton está descansando. Sabe que por estas horas ya suelo retirarme.

—Okay.

Conectamos las miradas y nadie la desvía. Ace era demasiado magnético, desprendía un aire que era difícil de ignorar y sin hablar de lo apuesto que era.

Se acerca a mi y se apoya con los dos brazos sobre el tronco, aprisionándome entre ellas. Sigo observándolo mientras su rostro se acercaba al mío. Sus ojos preciosos llenos de dulzura me escudriñan el rostro y las ganas de hacer contacto con él me ganan, así que le tomo de los hombros la remera.

—¿Puedo darte un beso?

—No sueles preguntar.

—No sé si te gustaría que lo haga aquí.

Trago ansiosa. Está esperando mi respuesta.

—Sí quiero.

Se baja lentamente, ya que es más alto que yo, a mis labios. Mi respiración se escapa de mí sin reparos sobre su rostro debido al dulce apretón que sufre mi corazón ante su cuidadoso toque. Se detiene a milimetros a observarme, luego vuelve a mí haciéndolo lentamente con un poco de mordidas entre ello.

Cambiaré tu destino - Portgas D. AceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora