"Misión Cumplida"

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—Todo va bien. Seguimos el curso correctamente.

—Muy bien.

Faber advirtió que Alec observaba a Aloise que se encontraba en la proa disfrutando de la vista.
Había notado que la distancia entre ellos había aumentado, lo cual para él era ridículo.

—¿Aún no has podido hablar con ella?

Negó.

Alec disimulaba bastante bien pero era notable si prestabas atención que se encontraba muy ansioso. Faber sentía mucho por él pues sus nervios se notaban en cómo jugaba con sus manos, el movimiento de su pierna y sus constantes ganas de pasarse la mano por el cabello.

—¿Cuánto ha pasado de que no se hablan?

—Un mes y algo creo ya. Contando desde la isla.

Demonios, era serio.

—¿Intentaste acercarte—

—Sí. Me pidió que me retire. Por favor. Varias veces.

—Amigo, ¿cómo llegaron a esto?

Alec no dijo nada. Sus padres le habían dicho que intentara ayudar a que funcione las cosas entre ellos. Después de lo que había pasado frente al barco cuando les presentó a Ellie pudo notar que Ace no tenía mucha idea de cómo tratar a Aloise, no pareciera que tuviera mucha experiencia en relaciones con una chica.

—Pero si subió al barco y no decidió quedarse es un punto a tu favor. Considéralo. Dale tiempo, quizás lo necesita.

—No debo darle más tiempo. Darle más tiempo es lo peligroso.

—¿Qué podría hacer?

Ace lo ignoró.

—¿Y qué piensas hacer?

No volvió a responderle, continuó con la mirada fija en la mujer que amaba.

—¿Vas a obligarla a que te hable?

—¿Puedo hacer eso?

—Depende. Puede salir bien como puede salir mal.

—Va a odiarme más si la fuerzo.

—¿Entonces qué piensas hacer?

Alec se cruzó de brazos y se irguió. Sus ojos se achinaron y se podía notar que su mente iba maquinando algo.

—Voy a acorralarla.

Faber lo contempló en silencio un buen rato.
¿Qué eso no era lo mismo que forzar?

.
.
.

La siesta había sido magnífica. El suave balanceo del barco hacía que me dieran ganas de dormirme todo el rato. Había pedido a Ellie que durmiera conmigo en la habitación, así en la otra estaría Ace con Faber. Suspiré al enderezarme en la cama. Será mejor ver en qué puedo ayudar.

Estiro las sábanas y acomodo la almohada cuando escucho golpecitos en la puerta.

—Adelante. —digo y escucho una sirena de alerta en mi cabeza. No será...

Volteo a ver y efectivamente, es Ace. Cierro los ojos con fuerza al volver mi atención a mi cama.

—¿Necesitas algo?

—Ya es hora de que hablemos. No puedes seguir aplazándolo más Aloise.

—Ace, por favor—

Cambiaré tu destino - Portgas D. AceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora