"Agitación"

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Faber y Ellie nos despacharon a la ciudad durante su visita a la doctora, así que fuimos a observar con mayor atención la dinámica de esta isla.

—¡Aquí tienen! Que lo disfruten.

—Gracias. —respondemos al unísono tomando las brochetas de carne que nos había preparado.

—¿Quieres ir afuera o nos sentamos aquí? — pregunta Ace llevándose ya un buen pedazo a la boca.

—Creo que aquí está bien. No es que podamos comer en la calle.

—Tienes razón. Se me olvidó.

Habían muchas personas sentadas en la mesa conversando dentro del local como también frente a él. Me había percatado que los dueños de los locales no tienen ningún problema en dejar que permanecieran en el espacio hecho frente a su puesto. Estos espacios podían ser jardines como extensiones del negocio, todo esto rodeado y protegido por el clásico hormigón que resguardaban a todos de las ráfagas de viento.

Nos habían indicado que se acercaba la hora, lo que nos llevó a ingresar a este lugar. Me hacía fatal no comprar nada mientras me resguardaba, así que lo hice. Ace sí ya tenía hambre entonces lo compró con gusto.

—¿Te gusta? —le pregunto.

—Sí, está delicioso.

Nos sentamos en un banco observando como la gente iba ingresando a resguardarse. Se me hacía un nudo en el estómago pues me estaba poniendo nerviosa. La mano de Ace llega a mi hombro acariciándolo y ofreciéndome un apretón tranquilizador. Me acerqué más a él.

—No te va a pasar nada. —dice habiendo devorando todo el palillo de una vez.

Asentí. Recosté mi espalda por su pecho que es mi lugar seguro. Sus brazos aparecen a mi lado y eso me llena de paz, por un momento.

Se escucha el silbido del viento mientras avanza con prisa por la ciudad. Se hace cada vez más intenso y junto con él el sonido de hojas y ramas deslizándose o volando. Se estrellan fuertes por las puertas y paredes mientras la gente permanece inmóvil esperando que cese. La agitación y el miedo hacen que tome el brazo de Ace y lo acune en mis brazos, él me rodea la cadera con el otro brazo libre protegiéndome.

Después de veinte largos minutos que me parecieron interminables, se siente al fin cómo va amainando. Ace todo el rato me besa la cien y hace círculos con sus dedos por mi mano. Que me distraiga de esa manera hace que le esté muy agradecida.

En un segundo el murmullo surgió entre la gente y puedo ver que uno abre la puerta que da a la calle. Veo hojas residuales mientras de a poco lo va abriendo por completo y sale a comprobar, otros les siguen hasta que se vacía el lugar.

—Bueno, fue un poco intenso. — dice Ace a mi lado indiferente, hasta parece decepcionado.

—¿Poco? Pensé que destruiría las paredes.

—Me imaginaba más caos.

Caos es lo que tendríamos si estuviéramos afuera. Esta gente prepararon sus edificaciones para que lo soporte. Apego más el brazo de Ace a mi pecho tratando de calmarme. Él no dice nada. Me besa la mejilla con ternura y dejo caer mi rostro hacia él para mantener el contacto.

—No dejaría que te pase algo. — dice y giro a mirarle.

Sus ojos estudian mi rostro embelesado. Dios, ¿qué le ha pasado? ¿Por qué se volvió tan tierno y atento? No puedo lidiar con él así. Me supera.
A veces busco discutirme con él para no tener que afrontar ese ambiente que instala lleno de pasión y entrega. Me debilita. Me vulnerabiliza.

Cambiaré tu destino - Portgas D. AceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora