Alas.

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En toda la clase de Matemáticas no he podido prestar atención a nada. Janni me acosaba a preguntas que ni como contestar y mi cabeza le daba vueltas al mundo de los ángeles en el que me he introducido.no he podido evitar la curiosidad y me he ido al gimnasio a ver si estaba Rain dando clase, pero me he llevado la decepción de que no había ni un alma en esa sala. De repente las luces se apagan. Me dirijo a la puerta pero está cerrada. Respiro hondo.

-¿Hola? -intento mantener la calma - seas quien seas no tiene gracia.

Una sombra blanca alumbró unos instantes el gimnasio. Lo he visto tan rápido que se fue en un solo pestañeo. Un estruendo se escucha al fondo de la habitación.

-He dicho que no tiene gracia -observo mis manos de las que pequeños destellos salen en forma de chispa.

De nuevo se escucha el ruido de una vara de hierro caer en la tarima de madera. Cierro los ojos e intento concentrarme. Poco a poco las luces van parpadeando durante unos segundos. Luego se vuelven a apagar.
Unas manos me agarran de la cintura y me tapan la boca. Chillé pero apenas se escuchó.

-Shhh, tranquila -me susurró en el oído.

La sombra apareció de nuevo pero aún más grande y extendida formando dos grandes alas. Antes que mi pulso estaba a mil, ahora se va tranquilizando.

-Lo siento, esto era un pequeño castigo por lo de ayer.

-*balbuceos*.

-Ahora entiendes porqué te he cerrado tu boca.

El amor del odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora