Una locura.

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Estamos rodeados. Me Aian mira, fustrado. Uno de los hombres me coge obligandome a estar de pie sujetando por las manos y brazos. Él sigue todavía en el suelo. La idea de que puedan hacerle daño me asusta y acelerar hace mi corazón. Esos hombres me dan mucho repelús. Le cogen y lo hacen levantarse. Apenas puede sostenerse en pie. Me mira. Se lo que significa esa mirada. Cuento hasta tres y le piso el pie al que me tenia agarrado a la misma vez que le lanzo una patada voladora. Cae de Lleno. Todos se avalanzan hacia nosotros. Son demasiados. Aian me agarra de la cintura.

—Agarráte.

—¿Qué? ¿Qué vas a HACER?

Aian dobla sus rodillas para coger impulso. No sé lo que pretende hacer con eso. Los hombres nos rodean. Al que le he tumbado me mira con cara de torturarme. Quiero cerrar los ojos pero los mantengo abiertos. No me creo lo que acaba de pasar. El Impulso no era ninguna tontería. Estabamos volando. VOLANDO. Miro a la espalda de Aian. Tiene unas hermosas alas blancas. Mi cara esta más boquiabierta que me podría haber entrado moscas. Tiene que ser un sueño. No puede ser verdad. Una broma. Aian tiene una gran sonrisa en la boca pero va dejando ver su cara de sufrimiento. Sus enormes alas se mueven con una gran fuerza. Aunque ahora mismo están perdiendo velocidad. Poco a poco vamos cayendo más bajo. Aian intenta subir y divisar su moto. Aterriza soltandome del brazo. Le cuesta moverse. Coge el casco y me lo lanza. Me siento y Arranca. Acelera para perderlos de vista. Ahora mismo estamos en una autopista. Los ojos de Aian parecen cansados ​​... ¿Aian es un ángel?  La moto no está siendo dirigida. Una curva en sí aproxima y ... Caemos.

Mi cabeza me duele. El casco me había protegido la cabeza. Unos rasguños y poco más. Si no fuera porque Aian me prestó su casco ... Aian. Rápidamente salgo de la moto. Está debajo de ella. Con toda la fuerza que puedo la levanto y la pongo sobre la pared. Aian está sangrando por la cabeza. Si hubiera cogido el el casco ... No tuve que haberle dejado conducir en su estado.

—¡AIAN! - Arranco un trozo de mi camiseta y le vendo la cabeza -. Aian, favor del por contesta. No te  PUEDES ir otra vez . - mis lágrimas caen en la dura acera - . ¡AIAN!

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Siento la voz de ella. Se que no estoy muerto pero si inconsciente. ¿Cómo puedo oír su voz? ¿No se supone que estoy O.K.? Supe que desde un principio que saltar era muy arriesgado. Más para mis alas. No tuve más opción. Podía haberla entregado a ellos pero al imaginarmela llena de sangre y golpeada me recorrió un escalofrío en la espalda. Ella es muy importante para ambos bandos y por tanto debe ser eliminada, para no ser beneficiada para ninguno. Me dieron dos meses. ¿Cómo es que estaban viniendo a por ella tan pronto? Una poderosa energía me recorría por todo mi cuerpo. Otra descarga me vino. ¿Estaba intentando despertarme? No podía o..¿Si? Sentí húmeda mi mejilla. ¿Estaba llorando? Todavía no estaba despierto y dudaba que lo consiguiera antes de que nos cogieran. De nuevo otra descarga me invadió el cuerpo pero mucho más potente. Abrí los ojos. Sus ojos estaban un poco rojos y su cara mostraba alivio. Vi a los hombres acercarse. Nos rodearon. Nos apuntaban con sus armas. Estábamos perdidos.  Yo no. Ella.  La hicieron levantarse y la amarraron. Hicieron los mismo conmigo. Me dolía la espalda, después de todo mis alas soportaron el golpe. Se lo que iban hacer. "Protege aquello a lo sea tuyo. No dejes escapar a esa persona que te hará volar" Recordé lo que me dijo mi madre. Ella era mía. No pensaba permitir que nadie la tocara. La miré por segunda vez. Esta vez esta mirada tenia truco. Es una mirada que ella solo entendería. Conté hasta tres y me lancé a la batalla. Cada golpe que pegaba dolía pero me imaginaba sufriendo, eso me mataba. Podía soportar el dolor. Eran demasiados. Nos rodearon. Se me ocurrió una idea pero se que ella quedaría tocada. Aún así su vida es primordial para mí. La protegeré.  Agarré su cintura y la atraje hacia mí.

El amor del odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora