Fuera de Juego.

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Aian empieza a besarme el cuello y eso provoca que me estremedezca más. Cada caricia suya me produce escalofrios. Si quiere que me excitara tiene que currarselo más.

-No creo que esto sea muy excitante para mi. -digo.

-Tu no haces nada. -dice Aian.

-Es que me lo pones muy fácil. Ganaría sin esfuerzo.

-¿Tan rápido estas en la nube? Sorpréndeme.

Sonrío por tu respuesta y la consecuencia de su atrevimiento. Aian no sabe con quién juga. Este reto no va a ir más de solo las caricias. Si él piensa que me tendrá en su cama es que todavía no ha comprendido mi juego. Me apreto todos  lo que puedo a él y produzco que su mandíbula se tense. Paso toda mi mano por su cuerpo y le agarro del culo. Eso parece haberle gustado y enfadado a la vez. He ahí el comienzo de su fracaso. Como forma de contrataque el hace lo mismo y maneja mi culo con sus manos. Soy consciente de que esto está yendo muy lejos de mi forma de ser pero quiero ver como el cae rendido por mi. Drean me hizo sufrir, hasta convertirme en un alma que no se volverá a curar. Un alma que tiene una barrera a modo de escudo contra ataques de bombas. Dejé abrir las puerta a un demonio que fue devorando mi corazón hasta consumirme.

-Mía, ¿estás bien? - dice Aian.

-Si , ¿por qué no voy a estarlo? -contesto.

-Estás llorando.

Con mi mano me toco las mejillas y noto que estaba llorando. Las lágrimas me salieron solas, pensar lo que pasé...Odio que la gente me vea llorar, me hace ver débil. El juego a terminado. No quiero que Aian me vea llorar y menos por ese.

-Mejor me voy. -digo.

-Mía, que te ha pasado. ¿Por qué llorabas?

-No es asunto tuyo.

-Eh . - me coge del codo -. Solo quiero saber que pasa.

-Dejalo estar.

-No. -me coge de las muñecas-. Quiero saber por qué huyes, ¿a qué le temes?

-¡No es de tu incumbencia! ¡Suéltame!

-No te soltaré hasta que dejes de huir. -suspira-. ¿No te das cuenta? Estas huyendo de los problemas como una cobarde.

-Que me suelte o gritaré. 

-Me da igual.

-¿Si? ¿Y tus vecinos? ¿Qué pensaran?

-Me conocen desde pequeño.

-Esto va encontra de mi voluntad. El juego ha terminado, Aian.

-Tu pareces haberte retirado.

-Ayer casi me matan, estoy herida y para colmo estoy encerrada con un chico que no sabe nada más que meterse en los problemas de los demás. ¡Sueltame!

En ese momento suena mi movil. Aian sigue mirando y sin soltarme ni un milímetro de mis muñecas. Levanto una ceja para ver si me deja, por lo menos, coger el telefono. Rendido me deja libre y cojo el telefono sin mirar quién es.

-¿Quién?

-Hija, ¿se puede saber dónde has estado? -dice mi madre alarmada.

-¿Ahora te preocupas por mi, mamá?

-No me vengas con esas. Te he estado esperando toda la noche hasta ahora y no das señales de vida. ¿Qué ha pasado contigo? -respira unos instantes.- Espera, ¿no estaras con un chico verdad?

-Si estoy con un chico no te importa. Hace mucho que me dejaste a un lado y ahora vienes y te haces la madre preocupada conmigo, por favor mamá. 

-No me hables asi. ¿Qué has estado haciendo señorita?

-¿Para qué lo quieres saber? ¿Para intentar echarme más sermones y gritos? No gracias mamá.

-Hija , he estado apunto de llamar a la policía , tu padre y yo hemos pasado la noche en vela por ti. Lo minimo que nos merecemos es una excplicación de donde has estado.

-¿Quieres saberlo? ¿Quieres saberlo, mamá?

-Claro , hija.

-¡¡PUES A ESTA HIJA TUYA CASI LA MATAN!!  Una bala me ha rozado el hombro. Gracias a Aian me he salvado. Me iban a matar. - respiro-. ¿No querias saber dónde he estado? Pues toma tu respuesta. Saca tus propias conclusiones.

Cuelgo antes de que ella pueda decir algo más. Por lo que he dicho me imagino que se habría quedado alucinada y con la cara más blanca que las farolas de la calle. No la comprendo, pretende ser mi madre y luego ignorarme. Mi madre me hace unos dolores de cabeza que no hay pastilla que me lo quite. Miro a Aian , que esta impresionado por mi llamada telefónica. 

-¿Esa era tú madre?

-Si.

-¿Por..?

-No preguntes más cosas porque no van a recibir respuesta.

-Algún día, cuando enfrentes tus problemas y dejes de ser una cobarde.

-Ese día no va a llegar nunca. -me sacude la cabeza con la mano.

-Puede que ese día esté más cerca de lo que tú te crees.

El amor del odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora