Mudanza.

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-Senia, recoge todo que nos vamos cariño.

-Vale, tata ¿Me puedo llevar mis muñecas?

-Lo que tu quieras Senia ¿Te ayudo?

-No, esperame abajo.

Mudanza, siempre mundaza. Cambio de barrio, menos mal que no de ciudad. Yo sin Janni no se que haría. Por suerte nos mudamos más cerca de su casa. Echo un último vistazo a mi cuarto. Es una habitación bastante amplia, con una cama elevada, llenada de una colcha que me había acompañado en mis peores momentos y en mis locuras saltarinas. Desde el día, hace 7 años que no me cambio de casa. Aquí han pasado muchos recuerdos, malos y buenos. Desde los 10 años, aunque mi hermana todavía no había nacido, le ha cogido mucho cariño a esta casa. Ahora no tendrá un columpio donde balancearse, una piscina del cual nadar, un gran jardín donde explorar.

-Ya estoy lista. -dice Senia desde la escalera.

-Trae, que te ayudo. -cogo sus maletas y las llevo al coche.

- Nos vamos en 2 minutos.

-Espera que mi hermana diga adiós a su primera casa ¿no?

-Daos prisa.

-Por mi si arrancais. -al decirlo me echa una mirada fulminadora.

Como podéis ver mi relación con mi madre no es muy amistosa. Mis padres, prácticamente pasaban de mí. Con mi hermana no, sino les montaba una...

-Senia, nos vamos. -digo suavemente.- Mamá nos espera.

-No quiero irme tata. -puedo notar que está llorando.

-Las princesas no lloran , ¿verdad?.-ella gira la cabeza para varios lados, negando.

-No quiero irme. -se tapa los ojos con las manos.

-Piensa que nos vamos a explorar una nueva casa, una princesa tiene sus obligaciones.- intento picar su curiosidad-. A parte, ¿no estás ansiosa por ver como será tu nueva habitación?

-Si.

-Bueno, si te sirve de consuelo yo también he pasado mucho tiempo aquí. Desde que tu eras un embrión por nacer. -le simulo el tamaño.

-Alaaaa, ¿tan pequeña era yo?

-Y más y más pequeña.

-¡Alaaa!

-¿Preparada para irnos?

-Claro. Voy al coche.

-Corre, yo te alcanzo.

Cierro la puerta pero antes dejo escapar una lágrima. También he pasado cosas horribles aquí que no quiero que se repitan. Me monto en el coche y mi madre ya está tocandome la moral.

-Te he dicho 2 minutos ¿Por qué has tardado tanto?

-Tu hija estaba llorando, ¿querías verla así?

-No me hables en ese tono,  señorita.

-Pues no preguntes.

-Ya basta, callados las dos. Uno intenta conducir.

-Por favor si sólo está a 1 hora de aqui. -reniego.

Mi madre habla, pero no la escucho porque me acabo de poner los cascos y me pongo música. Mi IPhone 5 reproduce la siguiente canción que me provoca tirar el móvil por la ventanilla. Desbloqueo la pantalla y borro inmediatamente toda la música que tengo. Llegamos a un barrio que está repleto de casas blancas y amarillas, nos paramos enfrente de  una casa azul, la única de la urbanización. Ya empezamos destacando. Bajo del coche y cogo mi maleta. Nada más entrar veo una casa llena de lujos. Cómo no. Una lámpara de araña, sillones de alto confort, una chimenea estupenda, escaleras de cristal, cocina muy bien equipada. Pero cuando veo la segunda planta es mucho más sencillo de lo que me imagino. Parqué, pasillo largo que conduce a dos habitaciones y un baño. Y una tercera escalera se asoma por el largo del pasillo. Subo las escaleras, que no son muy largas, y veo otra habitación parecidas a la de la planta de abajo, unas vistas increíbles y un espacio muy abierto. Le gana unos metros cuadrados a las de abajo. Decidido,  me quedo con esta habitación. Las de abajo serán la de mi hermana y mis padres. Cuanto más este en paz, mejor. Suena un tono de melodía, mi teléfono.

El amor del odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora