Memoria en blanco.

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Aian mira a Rain. Puedo ver como se le vuelven a encender sus ojos y como se tornan de color violeta. Se levanta y va hacia él. Ellos cortan las distancias y empiezan a pelear. Lo único que distingo es sus ojos. Unos ojos violetas contra unos ojos muy rojos. Mi mente está destrozada. La cabeza me da vueltas pero a pesar de todo intento levantarme. Mi cuerpo reacciona mandandome dolres en la espalda y la mano. Giro lentamente la cabeza para mirar la pelea y veo rastros de sangre en el suelo.

-No dejaré que la hagas daño.

-Δεν σκοτώνουν. (No la mataré)

-Pues no es lo que dicen tus ojos, sirviente.

-Rain. Fuera de esto, no te interpongas.

-Μην αφήνετε τους φίλους σας  (No permitiré que la mates)

-Κάτι μου εμποδίζει να το κάνουν. (Algo me impide hacerlo)

-Si no lo haces...

-Sé mi destino. Tengo dos meses para decidirlo.

-O para enamorarte de ella.

Aparte de las palabras raras que han estado hablando. Lo que más me ha dejado sorprendida es que Aian pueda enamorarse de mí. Aian está furioso. Le pega un puñetazo a Rain que podía haberle desencajado la mandibula. Rain tose sangre. En ese momento me entra el impulso de detener esta pelea que nada más que a traído problemas. Cuando voy a levantarme encuentro que mis piernas me fallan y caigo de nuevo. Voces corren por mi mente. Mi cabeza está siendo invadida por un desgarrador dolor. Mis ojos se quieren cerrar. Intento tenerlos abiertos pero no lo puedo evitar la oscuridad. Doy un último esfuerzo y me arrastro por el suelo todo lo posible por llegar hasta donde ellos están pero caigo de nuevo. Mis ojos se dan por vencidos. Antes de que se cierren por completo diviso a dos sombras que alacercarse, aterran. Y así el pensamiento de llegar a la locura.

~.~.~.~

No tengo ni que abrir los ojos para saber donde estoy. Los ruidos del hospital me retumban en los oídos. Noto algo incomodo en no brazo. La cabeza parece que me la han inflado y la espalda la tengo molida. No recuerdo mucho de lo que ha pasado pero dos ojos me rondan por mi mente.

Poco a poco me levanto. Todo el dolor va a mi espalda. ¿Qué habré hecho? Es un fastidio no acordarse de nada. Aian aparece por la puerta con una sonrisa.

El amor del odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora