Juliette DelanceyEra de mañana, Camila me había llevado a caminar a uno de los parques de queens, según ella para "despejar la mente".
— Aun no entiendo porque estoy aquí— dije, caminando al lado de ella.
— Porque ocupas levantar la mente, sacarla de ese hoyo feo en el que se metió— Comenzó a saltar, la miré con rareza — ¿Qué? Estoy calentando.
— Pareces rana.
Me miró con cariño.
— Como extrañé tus comentarios.
Rodé los ojos.
Vi como se sentó en el piso, comenzando a estirar las piernas.
— Camila, vamos a caminar no a correr en un maratón, levántate.
Me miró desde el suelo.
— ¿Que tal si se presta la ocasión y me da un calambre?
Alce los hombros, miré al rededor sin nada que decir.
Camila se levantó del suelo, ladeó la cabeza mientras me veía.
— ¿Qué?— fruncí el ceño.
— y... ¿ayer como te fue? Jamás me lo dijiste.
— horrible— conteste — Estaba con Marcus y de repente estaba en la casa de Emma junto con sus amigos y... la idiota de Zoey, fue horrible, no vuelvo para allá.
— Si hubiera estado ahí, créeme que Zoey se habría quedado con la palabra en la boca, maldita perra.
— Si, es una perra— hice un gesto de disgusto — Aún no se como fui su amiga tanto tiempo.
— Tan tranquila que se ve— Murmuró — pero bueno, las más tranquilas son las más locas — me jaló del brazo— vamos a caminar, no vale la pena pensar en esa pendeja, mejor. Pensemos en lo que pasará mañana en la noche.
La miré con irritación.
— Por décima vez, Camila. No iré a un bar gay.
— Si irás— Sonrió.
— No.
— Entonces vamos a la fiesta, pero ahí no podrás besarte a una chica— me miró — Al menos que no te importe que todo el mundo sepa que te mueres por las vaginas.
— No me... no me muero por una vagina— murmure con pena — Y ya cállate— la miré.
— Claro que sí, por la vagina de Emma— se burló.
— No me hagas golpearte, camila.
— ¿O por los dedos?— fruncí el ceño— La verdad no te veo cara de activa.
Cerré los ojos con cansancio.
— Ni siquiera se que significan esas cosas.
— Si quieres te explico.
— No gracias.
— Si vas a ser parte de la comunidad lgbt tienes que saber esas cosas.
— No digas eso— murmure — Suena tan... raro.
— No te queda lo homofobica después de imaginarte besando los labios de Emma.
— No estoy siendo homofobica— aclare — Y no me imagine besando los labios de ella.
— Tu misma me lo dijiste— entrecerró los ojos, después sonrió — ¿o te referías a los de abajo?
— ¡Camila ya!— crucé los brazos molesta, ella por otro lado solo reía.