Capitulo 48

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(Odio la escuela, comenten por qué me desvele solo por ustedes)
































Emma Soreen

La televisión en la habitación era solo un ruido de fondo, un intento vano de distraerme mientras esperaba a la policía. Había pasado ya un día más aquí, en este cuarto frío y estéril, y aunque trataba de concentrarme en el programa que estaba viendo, mi mente no dejaba de regresar a lo mismo: el vacío en mis recuerdos.

Sabía que hoy era el día en que la policía finalmente vendría a interrogarme. Ayer estuvieron ocupados con mis estudios médicos, así que el encuentro se había pospuesto. Pero hoy no había escapatoria. Ellos querrían respuestas, querrían saber qué había pasado, pero la realidad es que yo tampoco sabía nada. No podía recordar nada concreto, solo vagos fragmentos de algo que parecía haber ocurrido en otra vida.

Cuando finalmente llegaron, la atmósfera en la habitación se volvió más tensa. Dos oficiales entraron, con expresiones serias pero amables, seguidos de mis padres, quienes tomaron asiento en las sillas al lado de mi cama. Noté cómo mis padres se intercambiaban miradas nerviosas, claramente preocupados por lo que estaba a punto de suceder.

Uno de los oficiales, un hombre de mediana edad con una barba cuidadosamente recortada, fue el primero en hablar.

—Emma, sabemos que esto puede ser difícil para ti, pero necesitamos que intentes recordar todo lo que puedas sobre lo que te ocurrió —dijo con una voz suave, tratando de no presionarme demasiado.

Tomé una respiración profunda, intentando prepararme para lo que sabía sería una conversación frustrante.

—Honestamente... no recuerdo mucho —empecé, mi voz temblando un poco— Solo tengo un par de flashbacks, imágenes difusas en mi mente.

—¿Qué es lo que recuerdas? —preguntó la oficial que estaba a su lado, una mujer con ojos cálidos que intentaban transmitirme confianza.

Cerré los ojos por un momento, tratando de ordenar esos fragmentos en mi cabeza.

—Recuerdo estar bajando de un carro —murmuré—. Estaba oscuro, y luego... estaba frente a una puerta. Una puerta con un vitral en medio, eso es lo único que viene a mi mente. Después de eso... nada.

Los oficiales se miraron entre sí, intercambiando una mirada que no podía descifrar. Mi padre se inclinó un poco hacia adelante, su preocupación reflejada en su rostro.

—¿Y no recuerdas nada más, Emma? —preguntó él, con una voz suave pero cargada de tensión.

Negué lentamente, sintiéndome inútil.

—No, papá, eso es todo. He intentado... realmente he intentado recordar más, pero es como si mi mente se negara a darme respuestas.

La oficial asintió con comprensión, mientras anotaba algo en su libreta.

—Entendemos que esto puede ser muy confuso para ti, Emma. A veces, después de un evento traumático, nuestra mente bloquea ciertos recuerdos como un mecanismo de defensa —explicó—. Pero hay algo más que necesitamos que sepas. Además de tu testimonio, también vamos a investigar a tus amigos. Queremos saber si alguno de ellos tenía alguna idea de dónde podrías haber ido ese día o qué estaba pasando. Es posible que alguien sepa algo pero no lo haya dicho aún, quizá por miedo o por alguna otra razón.

Mi madre, que hasta ahora había estado en silencio, se tensó visiblemente.

—¿Por qué investigar a sus amigos? ¿Creen que alguno de ellos está involucrado? —preguntó, su voz revelando una mezcla de preocupación e incredulidad.

 Un romance del odio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora