Capitulo 33

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Juliette Delancey



Descendí las escaleras de la casa de Camila, buscando algo de desayuno. Al llegar a la mesa, vi a Camila de espaldas, ocupada en la cocina preparando huevos estrellados.

— ¿Podrías ayudarme con algo? —preguntó sin voltearse.

— No —respondí — Es demasiado temprano para eso.

— Solo corta las fresas —pidió, girando hacia mí con una sonrisa mientras dejaba una tabla frente a mí en la mesa.

— ¿Y qué ganaré yo? —pregunté, levantando una ceja.

— Una fresa —contestó, tomando una de la mesa, dándole un mordisco antes de volver a su tarea en la estufa.

Suspiré, tomé el cuchillo y comencé a cortar las fresas, sin muchas ganas. Estaba en la segunda cuando el timbre sonó. Miré hacia la puerta, pero decidí ignorarlo.

El timbre volvió a sonar. Camila, al notar el ruido, giró su rostro hacia mí, esperando que hiciera algo.

— ¿No vas a abrir? —preguntó Camila, mirando hacia la puerta.

Negué con la cabeza.

— No es mi casa —respondí encogiendo los hombros.

Camila soltó un gruñido de fastidio, apagó la estufa y se dirigió hacia la puerta. Pasaron unos segundos hasta que escuché su voz llamándome.

— ¡Juliette! —gritó.

Fruncí el ceño y, levantándome de la silla, me dirigí hacia allí. Al llegar, vi a mi madre en la entrada. Me acerqué a ellas con la mirada fija en mi madre, quien me observaba atentamente.

Cruce los brazos, esperando que el silencio dijera lo que no quería expresar.

— Juliette..

— ¿Qué haces tú aquí?— Interrumpí, ella soltó un fuerte suspiro.

— Vine a hablar contigo—contestó, negué al instante.

— No hay nada de que hablar, Camila cierra la puerta.

— ¿Vas a cerrarle la puerta a tu madre en la cara?

— No— Sonreí— será Camila quien lo haga.

— Será rápido, hija—Prosiguió— Solo unos minutos.

Solté un fuerte suspiro, miré a Camila y luego a mi madre. Finalmente asentí con resignación.

— Está bien, tres minutos —respondí. Caminé hacia la puerta y pasé de Camila, ella la cerró cuando ambas estábamos afuera. Dándonos privacidad.

Miré a mi madre, con expresión seria.

— Habla.

— El viernes es la gala de los Delancey, haremos las recaudaciones y todo ese tipo de cosas, es importante que estés ahí para nosotros. Eres una Delancey y...

— ¿Y quieren que vaya con una gran sonrisa a fingir qué todo está bien en la familia?

Ella negó.

— Queremos que vayas porque eres nuestra hija, es nuestro evento. Será en nuestra casa como en todos los años, no hay nada de diferencia.

— Si hay una diferencia, la diferencia es que ya ni siquiera vivo en esa casa, no tenemos comunicación, ni siquiera con Archie— fruncí el ceño— Es estúpido que esté yo ahí.

 Un romance del odio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora