Capitulo 53

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Juliette Delancey

Las clases habían terminado y ahora estábamos en receso. Nos habíamos reunido en la cafetería, todos sentados en una mesa, esperando a que Emma y Gianna volvieran con lo que habían ido a comprar.

Mientras los demás hablaban, Dunny se inclinó un poco hacia adelante, escudriñando el lugar con atención. Sus ojos se movían de un lado a otro, como si buscara algo o a alguien.

— ¿Por qué hay tantas personas nuevas?— Preguntó, analizándolos a todos — Es extraño que tantos se metieran a mitad de ciclo.

— Concuerdo contigo— contestó Denisse — Es raro.

— Lo que realmente es raro es que la directora Jackson se fuera así tan de repente— Comentó Camila, con una pequeña mueca — Ella nos dejaba venirnos hasta en calzón si queríamos, esta nueva directora parece que quiere que vengamos como monjas.

Resople, recordando lo que había sucedido horas atrás.

— Antes muerta que venirme en pantalón— Murmure.

Camila se inclinó ligeramente para verme.

— Antes te venías en pantalón— Exclamo, la miré de reojo.

— Estaba en depresión— Contesté.

Ella alzó levemente las cejas, sin embargo no dijo nada.

Todo se quedó en silencio un par de segundos, hasta que Denisse retomó la plática.

— ¿Quién será la nueva directora?— Preguntó, mirando a los alrededores.

— No lo sé, ¿Quieres que vaya y la busque?— Preguntó Dunny con ironía, Denisse rodó los ojos.

De pronto, sentí un ligero golpe en la cabeza. Molesta, giré hacia mi lado derecho, convencida de que era algún bromista, pero me encontré con la sonrisa burlona de Emma.

Rodé los ojos, disimulando una sonrisa, y me moví un poco para hacerle espacio a mi lado.

— No había brownies— Dijo mientras se sentaba, Camila se quejó.

— ¿Y qué me trajiste entonces?— Preguntó.

— Un vaso de fruta— Contestó.

Camila la miró en silencio, incrédula.

Parecía que en cualquier momento se levantaría y la agarraría a golpes.

— No me mires así— Exclamó Emma. — Quitaron todo lo que había antes y agregaron puras cosas sanas, literalmente solo habían ensaladas de pollo, frutas, aguas de fruta y sándwiches.

— Ay, que rico un agua de piña—murmure, Emma me miró con la ceja alzada.

— Pues la ensalada no se ve tan mal — comentó Gianna, sentándose junto a Dunny mientras examinaba su plato. — Pero la verdad extrañaré mis burritos de carne con chile.

— ¿Y si hacemos una huelga? — sugirió Camila, levantando una ceja con un toque de dramatismo.

— Nah, ¿para qué? — contestó Dunny encogiéndose de hombros. — Justo pensaba en ponerme a dieta. Esta es la señal que necesitaba.

— ¿Y yo qué culpa tengo? — Camila se dejó caer en el asiento, haciendo una mueca de disgusto. — La única razón por la que venía a la escuela era por la comida. ¿Ahora qué será de mí?

— Yo te acompaño en la huelga. Quitaron los pasteles de chocolate — dijo Emma, abriendo su botella de agua con una expresión de indignación fingida.

 Un romance del odio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora