Capitulo 44

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(Si han sufrido abuso físico o les incomoda el tema, dejaré una "—" cuando se empiece a hablar del tema, su comodidad es lo más importante para mí 🫶🏻)


































Emma Soreen


Era el día siguiente, me dirigía a la casa de Zoey con una mezcla de nervios y determinación. Hoy le diría la verdad y terminaría con la relación, me daba nervios el como fuera a reaccionar.

A medida que me acercaba, la ansiedad se acumulaba en mi pecho, pero sabía que no podía seguir prolongando lo inevitable. No era solo por mí, sino también por Juliette. Tenía que sacarla de la incómoda posición en la que la había puesto, y la única forma de hacerlo era liberarme por completo de esta relación tóxica.

Aparte, también era por Zoey, no podía seguir viéndole la cara, no era justo.

Cuando llegué a su casa, me detuve unos minutos para ordenar mis pensamientos. Respiré hondo, intentando calmar los nervios que me atenazaban.

Podía enviarle un mensaje, terminarla por texto, pero eso no era lo correcto. Tenía que hacerlo cara a cara, enfrentar las consecuencias de mis acciones, sin esconderme detrás de una pantalla como una cobarde.

Finalmente, bajé del coche y caminé hacia su puerta, tocándola con firmeza. Apenas unos segundos después, Zoey abrió, su rostro iluminándose con una sonrisa que solo hizo que mi corazón se hundiera más en mi pecho.

—Hola —saludó, dándome un beso en la mejilla.

Intenté devolverle la sonrisa, aunque sentí que mi expresión era más una mueca.

—Hola —murmuré.

Noté que llevaba puesto un hoodie mío, lo que me hizo sentir un nudo en la garganta. ¿Cuándo fue que todo se volvió tan complicado?

— ¿Por qué querías que nos viéramos hoy? —preguntó, ladeando la cabeza con curiosidad— Antier no fuiste a la cena, ¿pasó algo?

Me mordí el labio, tratando de ocultar la incomodidad que me causaban sus preguntas. Sabía que tenía que decírselo, pero las palabras parecían atrapadas en mi garganta.

—Yo... quiero hablar contigo —dije, sintiendo cómo la tensión comenzaba a llenar el aire.

Zoey frunció el ceño, notando mi nerviosismo.

— ¿Sobre qué? —preguntó, su tono ahora más serio.

—Sobre nosotras —respondí, noté cómo su expresión cambiaba a una mezcla de confusión y preocupación— ¿Puedo pasar?

Asintió después de unos segundos de silencio, abriéndome paso para que entrara. La casa estaba en silencio, me pregunté si estarían sus padres o su hermano en casa.

— ¿Dónde están tus padres? —pregunté mientras me adentraba más en la sala.

—En cosas del trabajo —respondió ella, siguiéndome de cerca— Mi hermano se quedó a dormir en casa de un amigo.

—Entonces, ¿estamos solas? —pregunté, notando cómo una pequeña sonrisa se dibujaba en sus labios.

—Estamos completamente solas —murmuró, acercándose a mí con un tono insinuante—Podríamos aprovecharlo—dijo, acariciando mi cuello.

Negué con la cabeza y me aparté ligeramente.

—Zoey, lo que vengo a decirte es rápido —contesté, viendo cómo su rostro se tornaba serio de nuevo.

 Un romance del odio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora