Capitulo 49

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(Comenten please, madacukers)

































Juliette Delancey

Estaba en la casa de Camila, en mi habitación, terminando de empacar mientras las chicas estaban recostadas en la cama.

— Juliette, llévate chamarras —dijo Camila. Le hice mala cara.

— Ya te dije que no me caben. ¿Acaso no ves todo el ropero? Si me hubieras dicho que serían tres semanas, me habría comprado una maleta más grande.

— Pues ni modo que nos fuéramos solo una semana. ¿Por qué no te llevas las chamarras a la mano? En el aeropuerto compras otra maleta y listo.

— Pues no es como que me quede de otra —exclamé, frustrada.

— Realmente te urge irte de aquí y tomar un respiro —comentó Camila—. Te la pasas de mal humor.

— Tú me haces ponerme así —repliqué.

Camila me miró con una expresión de falsa lástima.

— ¿Ay, en serio?

Asentí rápidamente. Antes de que pudiera responder, Denisse nos lanzó un cojín a ambas, interrumpiendo nuestra discusión. La miramos al instante.

— ¿Por qué siempre tienen que estar peleando? Vivir en la misma casa las ha afectado.

— No es eso —contesté, soltando un fuerte suspiro mientras miraba a ambas—. ¿Ustedes creen que Samantha realmente le hizo eso a Emma?

Denisse y Camila se miraron entre sí, indecisas, como si no supieran qué decir.

— La verdad... no lo sé, pero no podemos culpar a Samantha sin pruebas —dijo Denisse, con cautela— Tal vez no fue ella, lo veo poco probable.

— Sí, no creo que le haya abierto la cabeza solo por un golpe —añadió Camila, igual de insegura— Igual no sabemos cómo es Samantha, capaz está loca —murmuró, pero volvió a mirarme con preocupación—¿Lo preguntas por lo que dijo Gianna? —preguntó con suavidad. Bajé la mirada, sintiéndome aún más culpable.

Escuché el pesado suspiro de Camila.

— Juliette, no fue para nada tu culpa —dijo, con firmeza— Gianna lo dijo porque estaba alterada. En el fondo sabe que no fue culpa tuya, pero era más fácil buscar a alguien a quien culpar.

— Pero si no hubiera ido a ese bar, Emma jamás habría ido ni habría hecho lo que hizo, Camila —repliqué, sintiendo el nudo en mi garganta.

— Las decisiones que tomó Emma no estaban bajo tu control —intervino Denisse, con calma— Si ella decidió ir, fue por voluntad propia. Si golpeó a Samantha, fue porque quiso hacerlo. Tal vez tú fuiste la razón, pero no le pediste que lo hiciera. Si lo hizo, fue su decisión.

Camila me miró con seriedad antes de continuar.

— Lo que sí te vamos a reclamar es que... nos prometiste que no volverías a drogarte, Juliette —dijo, captando toda mi atención—. ¿Por qué lo hiciste?

El ambiente en la habitación se volvió tenso tras la pregunta de Camila. Sabía que debía responder, pero las palabras se me atascaban en la garganta, como si confesarlas fuera admitir algo de lo que no quería hacerme cargo.

— No lo sé... —murmuré, sin poder mirarlas a los ojos— Fue un momento de debilidad, todo me sobrepasó. Simplemente... necesitaba sentirme lejos de todo, aunque fuera solo por un rato.

 Un romance del odio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora