Capítulo 24: Rubio, bonito y creído

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El día lunes, Taehyung llega con una sonrisa de oreja a oreja, suspirando igual que un niño enamorado. Recibe algunas miradas de preocupación por la cantidad de veces que bota aire, pero decide ignorarlas, porque nadie lo puede bajar de su burbuja de amor.

La noche anterior habló por mensaje hasta altas horas de la noche con Jungkook, y logró entender y aprender muchas cosas del chico; como que su madre es azafata y por eso pasa mucho tiempo solo, o que lo expulsaron de dos escuelas por ser conflictivo, también que su banda musical favorita es K/MJ, y que su película preferida es «el padrino», y muchas cosas más, porque quería saberlo todo. Todo y cada uno de los detalles que llevaron a Jungkook a comportarse de la forma que tanto amaba, a pesar de que fuera un imprudente de primera. Y quizás por eso le gustaba tanto, porque el chico expresaba verbalmente sus pensamientos más agresivos, sin ningún pelo en la lengua.

Al terminar su clase, sale corriendo del auditorio, porque sabe que Jungkook se encuentra esperándolo afuera. Esboza una sonrisa al verlo, apoyado en una pared, viéndose tan guapo como siempre, y siendo recíproco con sus sentimientos. ¿Acaso estaba soñando? Aún no lo puede creer.

Corre hasta él y, de un salto, quedan frente a frente. Jungkook da un respingo por el susto ante su repentina aparición, y suelta una risa aireada al ver esa linda sonrisa aparecer en el rostro de Taehyung.

—Hola —saluda el rubio—. ¿Buscas a alguien?

Jungkook finge una expresión de desinterés, bajando su mirada por el cuerpo del contrario, para después hacer un desprecio.

—No, sólo esperaba a un rubio bonito —replica el chico, observado a su alrededor con una sonrisa en el rostro—. ¿Lo has visto?

Taehyung suelta una risa tímida, mientras se balancea en sus pies, totalmente obsesionado con el pesado frente a él.

—Creo que soy el único rubio bonito de aquí —replica Taehyung—. ¿Te sirvo?

Jungkook alza sus cejas mientras engancha sus dedos con los contrarios, para atraerlo un poco a él y así envolverlo en sus brazos.

—Eres el rubio más bonito de la universidad, por supuesto que me sirves —murmura Jungkook.

Taehyung se muestra un poco tímido ante el repentino contacto, temiendo un poco de las miradas ajenas. Y Jungkook parece notarlo, porque se aferra con fuerza a su cintura y entierra su nariz en su cabello, para dejar un corto beso tranquilizador sobre este.

—¿Tienes hambre? —pregunta Jungkook.

—Muchísima —se queja Taehyung—. Creo que los chicos están en el bufé. ¿Vamos?

Jungkook baja la mirada a la mano que Taehyung le tiende, y rápidamente entrelaza sus dedos con los largos y delgados contrarios. Balancean sus manos mientras se mueven por la universidad juntos. Se siente extraño volver a tomar la mano de alguien y que su tacto no sea tan molesto o posesivo como el de Sunwoo.

—¿A qué hora es la terapia hoy? —inquiere Taehyung.

El pelinegro desvía su mirada del frente, hasta Taehyung, relajando el ceño fruncido que usualmente lleva en su rostro en la universidad.

—A las cuatro —replica Jungkook—. No me perderé por nada del mundo el partido de hoy. Tienes que destruir a ese imbécil, una vez me llamó «sádico hijo de puta», y yo hijo de puta no soy.

Taehyung no puede evitarlo, y suelta una risa que consigue algunas miradas de curiosidad. Jungkook cambia rápidamente su semblante para ahuyentar a los fisgones, mostrándose divertido solo con su brillante rubio llorón.

Match point | JJK & KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora