Capítulo 38: Subir subir

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Tiene una semana de entrenamiento para la final, y Jungkook parece tomarse demasiado en serio esas horas, porque decidió aumentarlas un poco más y, ahora, aparte del clásico entrenamiento de las tardes, también debe trotar durante una hora antes las clases.

Y puede que él ame mucho a su novio, pero tiene ciertos límites.

Le da una mirada de odio a Jungkook por segunda vez en un corto lapso de tres minutos mientras lo escucha gritarle que continúe moviéndose. Es decir, son las seis de la mañana y se encuentra trotando en el parque más grande de la ciudad. Por supuesto que lo odia en ese momento.

—¡Vamos, Taehyung! —exclama el pelinegro, a metros de distancia—. A mi me falta una rodilla y aún así te supero.

Tiene ganas de parar y largarse a llorar igual que un niño en el césped húmedo que los rodea. «No puedes asesinar a tu novio, Taehyung», se recuerda en su mente. Así que, para calmarse un poco, decide encender sus audífonos con cancelación de ruido —para así no escuchar a Jungkook— y continuar trotando el resto de camino que le queda.

Y, para el bien de su salud mental, termina de los primeros, sobrepasando a Jungkook. El pelinegro esboza una sonrisa cuando llega a su lado, para salir de su rol de entrenador y envolverlo rápidamente en sus brazos, para dejar un largo beso en sus belfos por haberle gritado la mitad del camino. Solo que Taehyung decide enfadarse un poco por los «malos tratos» y corre su cara, para no ser besado por el pelinegro. Obviamente se arrepiente de inmediato al estar tan enamorado del contrario, por lo que, toma las mejillas de Jungkook y deja un profundo beso en sus labios, mordiendo un poco el labio inferior de este como venganza.

—¿Vamos? —indaga Jungkook.

Taehyung arruga la nariz, para asentir con la cabeza.

—Tenemos clases —replica Taehyung—. ¿Qué haré dos horas sin ti?

Jungkook suelta un resoplido, aunque él se siente igual de desolado cuando no tiene a Taehyung a su costado.

—Coqueteale a algún compañero o compañera para que te presten sus apuntes —replica Jungkook—. Yo te doy el permiso de hacerlo.


[...]


Al horario de almuerzo, se buscan como si no hubiesen dormido juntos hace unas pocas horas. Taehyung se pone de puntillas para identificar a su pelinegro gruñón, y esboza una sonrisa cuando lo ve discutiendo con Jimin. Corre hasta los chicos para dar un salto y rodearlos con sus brazos, y aprovecha de tapar los ojos de Jungkook por detrás para preguntar con una voz más oscura:

—¿Quién es?

Jungkook guarda silencio unos segundos, captando tan solo por el aroma que desprende el chico.

—No lo sé —Miente Jungkook—. Necesito una descripción.

—Alto, bonito y rubio —replica Taehyung.

El pelinegro finge pensar, presionando un poco contra su novio para molestarlo.

—No lo sé —repite Jungkook—. No conozco a nadie con esas características. Pero me encantan así. Si me dejas verte, quizás me enamore de ti.

Taehyung saca las manos de los ojos del chico, para posicionarse frente a este, posando con coquetería. Jungkook, al verlo, finge un paro cardiaco, para después abalanzarse a este para atacarlo con un hambriento beso, haciendo reír al rubio mientras retrocede.

—Tengo uno en casa que sabe igual a ti —bromea Jungkook—. Pero es un poquito más llorón.

—Deberías botarlo a la basura y quedarte conmigo —murmura Taehyung.

Match point | JJK & KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora