Match point | JJK & KTH

Capítulo 19: El fantasma de Sunwoo

—Estás loco.

Eso es lo primero que escucha a Jungkook decir cuando gana los dos sets seguidos y así el juego.

—Y me molesta que estés tan jodidamente loco —prosigue el pelinegro—. Te burlabas de él sin disimulo. El árbitro te llamó la atención y aún así seguiste.

Taehyung esboza una sonrisa grande mientras continúa jadeando para conseguir el aire después de correr en la cancha en busca de la pelota, porque el segundo plan de pánico que utilizó Minhyuk fue cansarlo. Obviamente no contaba con el hecho de que Jungkook, el rey de la exigencia, es su entrenador y que correr como un desquiciado de un lado a otro es lo que más hace en sus entrenamientos.

Fue pan comido.

—Una vez me ofreció tener sexo, a pesar de estar con su amigo —murmura Taehyung—. Después se burlaba de mí jugando tenis, porque yo le quería contar a Sunwoo, pero él me aseguraba que no me creería. Cada vez que servía me llamaba «ofrecido». Humillarlo esta vez es la mínima parte que se merece.

Jungkook guarda silencio, analizando la situación. Taehyung comienza a recibir las felicitaciones de las autoridades de la universidad y de docentes fanáticos del tenis, por lo que no le puede dar un abrazo de felicitación por haber aplastado a uno de sus fantasmas del pasado. Así que se mueve un poco, esperando que todo el caos a su alrededor cese, y así poder acercarse a él.

Sólo que alguien llama su atención. Y al parecer tiene la misma intención, acercarse después de todo el caos. Pero estaba muy equivocado si pensaba que Taehyung estaría solo.

Se inmiscuye entre la gente hasta llegar al costado de Taehyung, y posa las manos en sus hombros. El chico da un respingo ante el repentino contacto, pero, después de voltear un poco para ver de quien se trataba, se relaja y sube su mano hasta la de Jungkook, para enredar uno de sus dedos con el chico y seguir conversando con la gente.

Pasan unos minutos, y Sunwoo continúa en el mismo lugar, solo que ahora escruta con la mirada sus dedos entrelazados. Jungkook afianza más el agarre en Taehyung, temiendo que ese idiota le haga daño. El tenista parece notarlo, porque se disculpa con el hombre que habla, para dirigirse a Jungkook y preguntar:

—¿Está todo bien?

Jungkook baja la mirada hacia Taehyung, explicando todo y nada con esta. El tenista arruga sus cejas, para dirigir la mirada hasta el punto que el contrario observaba con intensidad hace unos pocos minutos, y ahí lo entiende.

Taehyung ignora completamente las palabras de la gente a su alrededor, excusándose que está demasiado cansado y que irá a alistarse para ir. Toma su toalla de mano y una botella de agua, para incorporarse del asiento y tomar la firme mano de Jungkook. El chico no se niega al contacto, sino que afianza el agarre cuando se mueven por el público, hasta la salida de la cancha. No estaban escapando, pero tampoco quieren amargar la victoria de Taehyung con una presencia desagradable.

Al salir, Taehyung suelta rápidamente la mano de Jungkook, y esboza una tensa sonrisa. Puede que haya pasado un tiempo, pero el fantasma de Sunwoo es tan grande, que le costará salir de la sombra de este.

—Gracias por tomar mi mano —susurra Taehyung.

Jungkook mete las suyas en los bolsillos de su pantalón de mezclilla recto y carraspea, un poco tímido. Vuelve su mirada a Taehyung, y hace el amago de responder, solo que alguien se adelanta, perturbando la tranquilidad. Y el cambio de expresión de cariño a pánico en Taehyung es algo que puede hacerlo perder los estribos.

—Sí no puedes con el enemigo, únete.

La voz de Sunwoo es fuerte y su tono es de puro odio. Taehyung le da una mirada a Jungkook antes de voltear, y el pelinegro es rápido en captar la señal. Se mueve unos centímetros hasta quedar a una distancia prudente en que sea capaz de lanzarse a golpear a Sunwoo y también de darles «privacidad».