Capítulo 16: Bob esponja

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Jamás imaginó que terminaría recostado en la arcilla, jadeando para conseguir aire, con una botella de agua vacía en su mano mientras todo daba vueltas a su alrededor. Y lo peor es que Jungkook continuaba gritándole que siguiera, y no parecía estar en su mejor ánimo.

—¡Levántate, no seas un puto llorón! —exclama Jungkook con dureza en la voz—. ¡No te esperaré más de un minuto!

Sus brazos y piernas tiemblan del esfuerzo, y está seguro que alguno de sus pulmones colapsará si continúa al mismo ritmo anterior.

Jungkook parecía decidido a hacerlo suplicar por compasión.

—Me duele —murmura Taehyung casi sin fuerzas, mientras siente un frío que congela sus huesos y su estómago revolverse con fuerza—. Jungkook, quiero vomitar.

Sólo que el pelinegro se encuentra lo suficientemente lejos como para no escucharlo y continuar gritando, cegado por los celos que han calado su psiquis desde hace horas.

La sangre parece irse de sus mejillas, quedando de un blanco enfermizo, mientras todo a su alrededor continúa dando vueltas. Las arcadas no tardan en llegar y los mareos no le permiten levantarse, aparte que no siente la fuerza necesaria para hacerlo. Su vista es borrosa y el aire no llega a sus pulmones, por lo que rápidamente comienza a ver esos puntos negros que lo sofocan, y sabe muy bien lo que vendría, pero no puede gritar por ayuda, porque su boca parece no estar conectada con su cerebro.

Así que se deja caer, sin oponer fuerzas, simplemente desplomandose a la arcilla.

Jungkook arruga las cejas al ver al chico caer, y son sus ojos cerrados lo que lo alertan de que está vez no está haciendo el mismo drama de todos los días. Salta la baranda para correr hasta Taehyung y siente su rodilla reclamar del brusco golpe, pero en ese momento no puede tomarle atención, así que continúa hasta que se encuentra a su costado.

—Taehyung —murmura casi con terror, agitando el lánguido cuerpo—. Taehyung, despierta —insiste.

Al no haber respuesta, lo voltea para alzar sus piernas y así favorecer el retorno sanguíneo. Siente su corazón doler al ver su rostro pálido y cansado, sufriendo por la sobreexigencia. Es un imbécil. Un imbécil celoso e inconsciente del daño que puede causar.

—Quiero vomitar —susurra Taehyung—. Es un bajón de glucemia.

Lo pone de lado cuando escucha una arcada y no sabe muy bien que hacer, porque no tiene algún dulce a mano para compensar la bajada del chico.

—Tae —dice Jungkook con miedo—. Iré a comprar algo con azúcar, espérame...

—En mi bolso —susurra Taehyung, igual de pálido que antes—. Tengo unos dulces. Dios, me siento muy mal.

Jungkook asiente rápidamente para correr hasta el bolso del chico. Lo abre sin cuidado y saca todo del interior, hasta encontrar con una bebida —la cual Taehyung tenía prohibido consumir— azucarada.

Camina con premura hasta el rubio, que continúa en el suelo, ya más lúcido pero con las náuseas acompañándolo. Jungkook toma asiento a su costado mientras le tiende la bebida abierta. Taehyung la toma casi con necesidad, porque quiere terminar de una vez por todas los síntomas molestos. Lleva la botella a su boca, pero tiene sus manos tan temblorosas, que bota un poco del contenido. El pelinegro, al notarlo, envuelve con sus manos las contrarias y lo ayuda, hasta que lo ve beber.

Baja sus manos al reparar en que el chico se encuentra menos tembloroso, apoyándolas en el muslo del tenista, para acariciar lentamente la extensión, sintiendo un peso de culpa en sus hombros por haber hecho colapsar a Taehyung por sus ridículos sentimientos.

Match point | JJK & KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora