Capítulo XVIII

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Una semana después...

Hoy fue el día en que mi hermano regresó a Los Ángeles, sí, era sábado de nuevo.
Se había quedado toda esta semana aquí debido a que pidió días de vacaciones en su trabajo, dijo que quería pasar tiempo de calidad con nosotros y presentarnos a Aline, su novia (la hermana de Rosy) y que quiso invitar a su hermana y a Zach porque son grandes amigos, a pesar de que el último mencionado suele ser un idiota la mayoría de las veces.
Sí, durante en el tiempo que estuvieron aquí tuve que escabullirme varias veces de él, y esto era porque en algunos días Keith iba por mí a mi trabajo para ir a cenar en grupo junto con Amber, y fue ahí donde mi mejor amiga lo conoció y entendió porque le decía idiota. A pesar de que sabía que tenía un enamorado (como decía mi hermano) no dejaba de molestar, así que las siguientes veces tenía que poner alguna excusa para estar lejos de él.
Literalmente es el tipo de chicos que no entiende un no por respuesta.

En fin, pude disfrutar al menos los días que Keith estuvo aquí antes de entrar de nuevo a clases, que si nos ponemos a pensar, solo me queda una semana más de vacaciones y de nuevo regresar a mi vida de estudiante.

Y de nuevo, Amber no se encontraba en el apartamento, era el cumpleaños de su padre, así que se quedaría todo el fin de semana con ellos, y eso es literalmente porque regresa hasta el lunes por la tarde, por lo que estaré estos dos días sola con mi soledad.

Mañana es el día de limpieza, es decir, lavaré mi ropa y limpiaré todo el departamento, exceptuando el cuarto de Amber, ya que, no quiero invadir su privacidad. Entonces tengo todo el día de hoy para estar de floja y no hacer absolutamente nada más que ver alguna serie o película para distraerme. Tampoco podría hablar con Ross, y esto es porque me dijo que se iría a Colorado a pasar tiempo con su familia.

Para pasar el tiempo pediría una pizza también para comer y algún postre, no tengo muchas ganas de cocinar que digamos.

Así que sin perder más mi tiempo, tomé mi celular y pedí una pizza de quesos junto con un bote de helado por medio de una aplicación. Luego de haberlo hecho, me notificaron que llegarían en treinta minutos...

Treinta minutos y yo me estoy muriendo de hambre.

Creo que puedo soportarlo.

Caminé hacia la sala de estar, ya que me encontraba en mi habitación acostada en mi cama mirando mi celular, y prendí el televisor que teníamos ahí; no sé qué película vería, tal vez alguna comedia romántica o alguna película de miedo, no lo sé. Tal vez lo decida cuando llegue la pizza.

Habían pasado al menos diez minutos desde que pedí mi comida en la aplicación, cuando escucho que tocan la puerta.

Fruncí el ceño.

Tal vez es mi día de suerte y llegó antes lo que pedí.

Tomé mi dinero y caminé hacia la puerta para luego abrirla sin fijarme antes quién era.

Me quedé petrificada en mi lugar después de que la abrí.

No era el repartidor de pizzas evidentemente.

¿Pero...?

-Hola Bella- saludó con una sonrisa deslumbrante.

Era él.

Ross Lynch, Ross Lynch era quien se encontraba al otro lado de la puerta.

-Estás aquí- susurré y me tallé mis ojos para verificar que él realmente estaba aquí.

-Lo estoy- rió.

-Pensé que era el repartidor de pizzas...- solté sin más y él soltó una carcajada.

-Lo siento, no traigo una pizza conmigo- volvió a sonreír y yo negué con la cabeza.

-Yo...- me di cuenta de que seguimos en  la entrada- pasa por favor- me hice a un lado y él entró.

-Parece que sigues sorprendida de verme aquí- opinó mientras yo cerraba la puerta.

-Es que no esperaba verte aquí- confesé- como dijiste que ibas a Colorado junto con tu familia, me imaginaba que te encontrabas ahí-

-Mis padres y mis hermanos están ahí- respondió- y a mí se me ocurrió la idea de sorprenderte, es por eso que vine a San Francisco-

Mi corazón comenzó a latir con fuerza.

¿En serio Ross prefirió venir a sorprenderme que estar con su familia?

-No tenías qué- en cierta parte me sentía apenada. Pronto se iría de tour y tenía que aprovechar el tiempo para estar con su familia, bueno, más con sus padres.

-Claro que sí- se acercó a mí- a mis padres les pareció buena idea el que viniera a verte, digo, les he hablado mucho de ti y... ellos me animaron- pude ver cómo un leve rubor subía por sus mejillas.

No podía creer lo que me estaba diciendo.

Toda la familia Lynch sabía de mi.

-Oh...- también el calor había subido por mis mejillas- es muy lindo de su parte y... también de la tuya al venir aquí-

-Quería verte- confesó- en una semana entras de nuevo a clases y... yo en un par de semanas más me voy de gira con los chicos, así que sabía que iba a estar complicado que nos viéramos en los próximos meses-

-Yo también quería verte- suspiré- de hecho mi hermano me dijo que me ayudaba a pagar un boleto de avión para irme a Los Ángeles, pero los tiempos no concordaban por mi trabajo, por lo que me había resignado a no verte pronto-

-Pero aquí estoy- sonrió- y me quedaré un par de días aquí, entonces... ¿Mañana quieres salir conmigo?-

Claro que sacrificaría mi día de limpieza por salir con Ross.

-¿Es una cita?- entrecerré mis ojos hacia él y rió.

-Es una cita, nuestra primera cita- respondió y yo sonreí.

-Acepto- pude sentir las famosísimas mariposas en mi estomago. Realmente estaba comenzando a sentir cosas por Ross.

-Por cierto...- abrió sus brazos hacia mi yo solté una risa nerviosa. Lentamente me acerqué y pude sentir sus brazos envolviéndome- por los nervios olvidaste darme ese abrazo que tanto me decías que me darías cuando nos viéramos- susurró en mi oído, lo que me hizo sentir un escalofrío.

Sabía a lo que se refería; por llamada una vez le dije que cuando tuviéramos la oportunidad de vernos lo primero que haría sería darle un abrazo especial porque siempre había querido abrazarlo.

-Tienes razón.- también susurré y en ese momento unos golpes en la puerta nos interrumpieron- Creo que ahora sí es el repartidor- me separé de él y volvió a reír-

-A menos de que alguien más quiera sorprenderte hoy- se encogió de hombros con una sonrisa divertida.

-Eso lo dudo, no tengo a nadie más que me quiera sorprender hoy.- saqué el dinero de los bolsillos- ¿Me acompañas a comer?- pregunté con timidez y él asintió.

-Mientras pueda pasar tiempo contigo, mejor-

Look At The Stars- Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora