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"Un día con familiares"
Era un día tranquilo en la escuela Babyls. El sol brillaba sobre los vastos terrenos de la academia, y una suave brisa acariciaba los rostros de los alumnos mientras se dirigían al jardín. Todos los estudiantes de la clase anormal estaban reunidos allí, sentados en un círculo bajo la sombra de los grandes árboles. El profesor Robin, conocido por su amor por las criaturas mágicas y su disposición alegre, se encontraba en el centro, listo para dar una lección especial sobre el cuidado y la armonía con los familiares.
-¡Buenos días, clase!- Saludó Robin con una sonrisa- Hoy vamos a seguir cuidando de los familiares, ya saben que aunque el año pasado ya estuvimos trabajando esto, la unión no se puede quedar aquí, no saben cuando un familiar se va a revelar contra ustedes por qué no recibieron la atención suficiente-
Robin, era un profesor alegre y bajito con el cabello y ojos de un vibrante verde pistacho, irradiaba entusiasmo mientras caminaba entre los estudiantes de la clase anormal. Con su energía contagiosa, animaba a todos a invocar a sus familiares, observando cada interacción con interés.
-Vamos, chicos, invocad a vuestros familiares y mostradles cuánto os importan- Decía Robin con una sonrisa. Uno tras otro, los alumnos comenzaron a invocar a sus compañeros sobrenaturales, llenando el jardín con una variedad de criaturas mágicas-
Asmodeus llamó a su majestuosa serpiente de fuego, Clara invocó a su adorable familiar travieso, y Sabro presentó a su imponente dragón dorado. La atmósfera estaba llena de risas y exclamaciones de asombro.
Cuando llegó el turno de Iruma, el chico se detuvo, claramente avergonzado. Robin, notando su vacilación, se acercó con una expresión de curiosidad.
-¿Qué pasa, Iruma? ¿Por qué no invocas a tu familiar?-
Iruma dudó, consciente de lo que todos sabían. Finalmente, bajo la presión de las miradas de sus compañeros, susurró las palabras de invocación. En un destello de luz, apareció Kalego, pero no en su forma habitual. En su lugar, surgió una bolita de pelo violeta con pico y pequeñas alas, una visión que dejó a todos sorprendidos.
Dafne, que había estado observando en silencio, apenas podía creer lo que veía. El estricto y temido profesor Kalego, reducido a una criatura adorable y diminuta, era una imagen difícil de asimilar.
Nada más verse así, Kalego comenzó a gritar.
-¡¿Qué mierda estás haciendo, Iruma?!-
Robin, lejos de preocuparse por la reacción de Kalego, sonrió ampliamente.
-Perfecto, Iruma. Esta clase es precisamente para reforzar la unión entre vosotros y vuestros familiares. Kalego portate bien- Dijo Robin burlón-
-¡QUE SEPAS QUE VAS A TENER HORAS EXTRAS HASTA QUE TE JUBILES MALDITO NIÑATO!- Gritó Kalego enojado a Robin-
