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"El inframundo el lugar donde habitan los demonios y quién gobierna estás tierra es el Rey de los Demonios y su reina
Sin embargo, los tronos de dichos monarcas llevan un tiempo vacíos
¿Quien será el próximo rey y reina de los demonios?"
El nuevo día comenzaba en la casa de Madame Galie, pero para Dafne, el sol apenas despuntaba en el horizonte cuando ya estaba metida de lleno en la cocina. Envuelta en su pijama y con un delantal cubierto de harina abisal, la joven trabajaba con concentración y entusiasmo, revolviendo ingredientes y horneando sin descanso. El dulce aroma del chocolate inundaba el aire, mezclándose con el leve sonido del batir de los utensilios y el suave crepitar del horno.
Madame Galie, sorprendida de no encontrar a su nieta en su cama a esa hora, decidió seguir el rastro del delicioso olor que recorría los pasillos. Al llegar a la cocina, se encontró con una escena encantadora: Dafne, con el cabello ligeramente desordenado y una expresión de satisfacción, estaba sacando una bandeja de pastelitos de chocolate del horno, luciendo completamente absorta en su tarea.
Madame Galie sonrió y, con un toque de curiosidad, preguntó
-¿Qué haces despierta tan temprano, Dafne?-
Dafne, sin apartar la vista de su creación y con una chispa de orgullo en sus ojos, respondió mientras espolvoreaba cacao en polvo sobre los postres.
-Estoy haciendo postres de chocolate, abuela- Había galletas, bizcochos y pequeños pastelillos alineados perfectamente en la mesa, todos emitiendo un brillo apetitoso-
Intrigada, Madame Galie arqueó una ceja y se acercó un poco más, observando la amplia variedad de dulces esparcidos por la cocina.
-¿Y por qué estás haciendo todo esto a estas horas? ¿No deberías estar descansando o repasando tus lecciones?- Preguntó con un tono suave pero algo preocupado- Sobretodo dormir-
Dafne dejó la espátula a un lado y se giró para mirar a su abuela, un poco avergonzada pero sin perder su sonrisa.
-Me desperté muy temprano, no podía volver a dormir, y... pensé que prefería cocinar a repasar. Me ayuda a relajarme- Explicó, mordiéndose el labio inferior. Luego, insegura, agregó- ¿Eso está mal? ¿Debería estar estudiando en lugar de hornear?-
Madame Galie negó con la cabeza y sonrió con ternura.
-No, mi niña, no está mal. Eres una niña muy dulce, y esto... esto es parte de lo que te hace tan especial-Se acercó y acarició la mejilla de Dafne con afecto, conmovida por la dedicación y el empeño que ponía en cada cosa que hacía, incluso en los momentos más sencillos-
