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"El inframundo el lugar donde habitan los demonios y quién gobierna estás tierra es el Rey de los Demonios y su reina
Sin embargo, los tronos de dichos monarcas llevan un tiempo vacíos
¿Quien será el próximo rey y reina de los demonios?"
La mansión estaba en completo silencio, salvo por los pasos nerviosos de Madame Galie que resonaban en la sala principal. Iba de un lado a otro, mirando el reloj de vez en cuando, con el ceño fruncido y una profunda preocupación marcada en su rostro. Dafne no había vuelto a casa, y la situación se hacía cada vez más angustiante. Sullivan, sentado en un sillón, se removía inquieto. A pesar de su habitual calma, el hecho de que Iruma tampoco hubiera regresado lo tenía en vilo.
-Esto no es normal, Galie- Dijo Sullivan, rompiendo el silencio mientras se pasaba una mano por el cabello, despeinándolo aún más- Ni Iruma ni Dafne desaparecen así, sin avisar. ¿Y si algo les ha pasado? ¿Y si han sido secuestrados?-
Madame Galie suspiró pesadamente, pero no pudo responder. El miedo comenzaba a instalarse en su pecho. No soportaba la idea de que su querida nieta estuviera en peligro. Sin embargo, antes de que pudiera expresar su preocupación, la puerta de la sala se abrió de golpe, revelando a Amduscias Poro, quien entró con su típica actitud despreocupada, notando de inmediato el ambiente tenso.
-¿Qué sucede?- Preguntó Poro, con una sonrisa burlona, mientras veía a los dos abuelos visiblemente agobiados-
-¡Nuestros nietos no han vuelto!- Exclamó Sullivan, levantándose del sillón con una mezcla de frustración y ansiedad- No sabemos dónde están. Tememos que algo les haya pasado, o que los hayan secuestrado. ¡Esto no es normal!-
Poro soltó una risa divertida, claramente viendo la situación desde otro ángulo.
-¡Por favor! No se preocupen tanto- Dijo, agitando la mano como si descartara la gravedad de la situación- No es lo que piensan. Les aseguro que esos dos están juntos, y probablemente han encontrado un lugar cómodo para... ya saben, sus cositas-
Sullivan lo miró, confundido y molesto al mismo tiempo.
-¿"Cositas"?- Preguntó, levantando una ceja. Pero antes de que Poro pudiera seguir con sus insinuaciones, Sullivan lo interrumpió, evidentemente irritado- ¡Mi nieto no es así! Iruma no haría algo así-
Poro se encogió de hombros con una sonrisa divertida en los labios, pero antes de que pudiera replicar, Madame Galie suspiró profundamente, llevándose una mano al corazón.
-Estoy asustada...- Confesó en voz baja- No puedo evitar pensar en lo peor. Dafne ha pasado por mucho, y ahora... esto...-
En ese momento, justo cuando la tensión en la sala alcanzaba su punto máximo, la puerta principal de la mansión se abrió con un chirrido. Todos los ojos se volvieron hacia la entrada, y allí, de pie, estaban Dafne e Iruma. Ambos tenían el cabello despeinado, la ropa mal colocada, y un aspecto que dejaba en claro que habían pasado algo.
