¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"El Iruma "malvado""
Cuando Iruma entraba en su ciclo de maldad, todos sabían que significaba una cosa: se convertía en un verdadero baja bragas y calzones. Nadie en la escuela Babyls podía resistirse a su personalidad decidida y determinada, con ese aire burlón y divertido, además de inspirador. Su actitud y carisma lo convertían en el modelo perfecto a seguir para cualquiera que aspirara a ser un rey demonio.
Sin embargo, a Sullivan no le gustaba en absoluto cuando su querido nieto entraba en esta fase. Ya no era el dulce y amable Iruma al que tanto adoraba, sino alguien más audaz y un tanto impredecible. Aun así, aceptaba que era parte del crecimiento de Iruma y de su adaptación al inframundo.
Era otro día más en el inframundo, y nuestro Iruma caminaba por los pasillos de la mansión Sullivan, quejándose en voz alta.
-Agh ¿Ahora cuanto tiempo me puso Ari el ciclo de maldad?- Dijo con cansancio-
Iruma entró a su habitación para ponerse el uniforme y dirigirse a clases. Se miró al espejo, notando los destellos violetas en su cabello y la expresión determinada en su rostro. Decidido a obtener respuestas, intentó llamar a Ari, el demonio de su anillo. Después de un rato, Ari finalmente salió, bostezando y estirándose como si hubiera estado durmiendo profundamente.
-¿Por cuánto tiempo me has puesto en el ciclo de maldad? - Preguntó Iruma, su tono lleno de frustración-
Ari dudó un poco, murmurando mientras rascaba su cabeza.
-No recuerdo si lo puse por un mes o una semana...-
-¡¿Un mes o una semana?! - Exclamó Iruma, quejándose-Yo solo quería ser un poco más decidido y valiente para consolar a Dafne-
Ari lo miró con una ceja levantada, su expresión cambiando a una mezcla de sorpresa y diversión.
-¿Así que no querías tirártela?-
Iruma se puso rojo como un tomate al escuchar eso. Su mente puberta de 16 años, que rara vez salía a la luz, comenzó a imaginarse cosas que lo hicieron sentir aún más avergonzado. Las imágenes de Dafne, con su belleza enigmática, inundaron su mente, haciéndolo estremecer de vergüenza.
-¡No digas esas cosas! - Protestó Iruma, tratando de mantener la compostura-
Ari se echó a reír, disfrutando de la reacción de Iruma.
-Vamos, chico, es natural tener esos pensamientos, lo raro es no tenerlos. Además, si realmente te importa, deberías ser honesto contigo mismo sobre tus sentimientos-
