SOFIA DÍAZ, una amante del cine, es contratada para documentar "La velada del año III". En este evento es donde conoce a IVAN, el cuál es un streamer muy conocido argentino, pero eso ella no lo sabe.
Iván se embarca en una búsqueda para encontrarla...
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CARRE Y YO ESTÁBAMOS EN EL SOFÁ sin hacer nada, simplemente pasando el rato juntos. Mientras mirábamos la televisión sin prestar mucha atención, empecé a pensar en Lauren y en lo complicado que fue el día de la velada. Fue un momento súper incómodo y triste, y aún me duele cuando lo recuerdo.
— ¿Sabes algo de Lauren?— le pregunté.
— Carrera asintió con la cabeza.— Si, en unos días se va a la twitchcon de Paris con Quackity, ¿Conseguiste hablar con ella?
— No quiero hablar del tema.
No tengo pensado decirle a nadie que Lauren y yo ya no somos amigos. Aún estoy intentando procesarlo, y lo único que me distrae es pensar en Paula, la chica de aquella noche. Su sonrisa iluminó la noche de una manera que no esperaba, y desde entonces, cada vez que cierro los ojos, puedo verla.
— ¿En serio Ibai no sabe nada de ninguna Paula?
— Amigo, ya es la cuarta vez que me lo preguntas. No, no reconoce a nadie con ese nombre, además que te importa, en unos días nos volvemos a Argentina y ni te acordarás de ella.
— No lo entiendes, conectamos.
— Ya.
— En fin, me apetece ir al centro, ¿Queres acompañarme?
— No, quiero pasar los últimos días en la mansión.
— Vale, ¿Queres que te traiga algo del starbucks?
— ¡Que! ¡No!— Carre se puso todo nervioso.— ¡Es decir! He escuchado que en el Starbucks del centro escupen en tu bebida.
— Que puto asco, supongo, que iré al macdonal o algo... ¿Pero estas seguro? Me apetecía mucho un café.
Mientras íbamos al centro en la furgoneta, no podía dejar de pensar en la actitud de Carrera; estaba muy raro, como si escondiera algo. Me tenía inquieto su comportamiento, sus silencios y esas miradas extrañas que lanzaba de vez en cuando. Para distraerme, saqué mi teléfono y empecé a grabar videos de la ciudad. Me enfoqué en los edificios, las calles llenas de gente y el caos del tráfico, intentando que esto me ayudara a relajarme.
Estaba tan metido en grabar que ni me di cuenta de que habíamos parado en un paso de peatones. Levanté la vista de la pantalla y, ¡zas!, ahí estaba Paula, la chica de esa noche, cruzando justo frente a mí. No podía creerlo. La reconocí al instante: aquella mirada, su cabello, todo. Casi dejo caer el teléfono de la sorpresa.
Miré cómo cruzaba la calle, tratando de procesar lo que veía. ¿Qué hacía Paula aquí? ¿Era una simple casualidad o había algo más detrás de este encuentro inesperado? Mientras la furgoneta arrancaba de nuevo, no podía apartar la vista de ella.
