SOFIA DÍAZ, una amante del cine, es contratada para documentar "La velada del año III". En este evento es donde conoce a IVAN, el cuál es un streamer muy conocido argentino, pero eso ella no lo sabe.
Iván se embarca en una búsqueda para encontrarla...
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EL TIMBRE SONÓ MARCANDO EL FINAL DE LA CLASE. Guardé mis cosas con rapidez, aliviada de haber terminado por hoy. Volver a la universidad había sido complicado, pero los profesores, comprensivos con mi situación, aceptaron todos mis trabajos atrasados como si nada hubiera pasado. Aun así, sentía la presión de ponerme al día con todo.
— ¿Entonces, quedamos para terminar el trabajo? — preguntó Hugo mientras recogía sus apuntes.
— Si. Además, compré tarta.
— ¿Sabor? — preguntó arqueando una ceja, como si evaluara mis decisiones.
— Chocolate. — respondí, riendo.
— Siempre chocolate. — Hugo negó con la cabeza, pero había una pequeña sonrisa en su rostro. — Bueno, quien lo hizo ¿Diego o tú?
— Diego, sabes que yo no sé cocinar.
Salimos juntos de la universidad, conversando sobre el proyecto. Fue entonces cuando lo vi. Alguien estaba apoyado despreocupadamente en la barandilla junto a la entrada. Llevaba una gorra que le cubría parte del rostro, pero había algo en su postura, algo en cómo se movía, que me resultaba demasiado familiar.
Achiné los ojos y, sin pensarlo mucho, me acerqué y le quité la gorra de un tirón. Mis sospechas se confirmaron. Allí estaba él, con esa sonrisa ladeada que hacía que mi estómago diera un vuelco.
— ¡No puede ser! ¡Ivan! — exclamé, lanzándome a abrazarlo.
— Hola, Sofia. — respondió Ivan con su acento inconfundible, envolviéndome en un abrazo antes de dejarme un beso rápido en los labios.
Me quedé congelada unos segundos, pero rápidamente me recompuse, consciente de la mirada de Hugo detrás de mí. Me separé un poco, aunque mis mejillas ya estaban completamente encendidas. Ivan notó a Hugo y le dedicó un saludo con un leve movimiento de cabeza, que Hugo devolvió con una seriedad que rozaba la frialdad.
— Hugo. — Ivan dijo su nombre como si fuera un viejo conocido, pero había una sutil ironía en su tono.— ¿Cómo andás?
— Bien. — respondió Hugo, directo, sin molestarse en ocultar su incomodidad.
— Bien. — dijo Ivan, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos. — Gracias por cuidar de ella, che. Aunque, bueno, ahora ya estoy acá, ¿viste? Así que no te preocupes más.
— Antes de conocerte ya la cuidaba, pero bueno.— respondió Hugo, clavando su mirada en Ivan. — Sofía, yo me voy yendo. Ya me dirás cuando terminamos el trabajo.
— Sí, mañana. — asentí rápidamente, tratando de evitar que la tensión aumentara.
— Bueno, nos vemos. — Hugo me dirigió una mirada antes de agregar, con un leve filo en su voz: — Adiós, Ivan.
— Adiós. — respondió Ivan con una sonrisa que bordeaba la burla.
Cuando Hugo finalmente se alejó, Ivan soltó una risa baja, cruzándose de brazos mientras me miraba.