SOFIA DÍAZ, una amante del cine, es contratada para documentar "La velada del año III". En este evento es donde conoce a IVAN, el cuál es un streamer muy conocido argentino, pero eso ella no lo sabe.
Iván se embarca en una búsqueda para encontrarla...
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Lucía lanzó una mirada de arriba a abajo a Iván, y el ambiente en el salón se tensó al instante. Su expresión iba del desconcierto a la sospecha, y no era para menos: era la primera vez que se veían y, por su mirada, parecía que estaba a punto de lanzarse a la ofensiva.
Como mi mejor amiga, no le hacía ni pizca de gracia que yo le hubiese ocultado que había besado a un chico, y menos aún que se tratara de un streamer argentino.
—Así que este es el argentino que te echó de su casa. — Su tono era peligroso y calculador; la sonrisa que esbozó no ayudó en nada a tranquilizarme. — ¡Te voy a matar!
—¡Lucía, que no es él! — Alcé las manos, interceptándola justo cuando estaba por dar el primer paso hacia Iván, que observaba la escena con una mezcla de sorpresa y susto, protegiéndose como si alguien estuviera a punto de golpearlo.
—¡Sofía! ¡Tu amiga me odia! —exclamó él, levantando las cejas, mientras daba un paso hacia atrás, levantando las manos en señal de rendición.
—Este es otro, Lucía. — Intenté calmar el ambiente con una sonrisa apurada. — Este es Iván, lo conocí en la Velada del Año.
Lucía parpadeó, asimilando la información con una expresión que parecía decir "Ah, eso cambia las cosas". Su mirada se suavizó y empezó a examinar a Iván con una nueva perspectiva, como si lo estuviera evaluando de nuevo bajo una luz completamente distinta.
—Oh... bueno, no está nada mal. — Le dio una media sonrisa antes de volverse hacia mí, y de repente, me tomó las manos con emoción desbordante. — ¡Sofía, tu primer novio! ¡Qué emoción! Y, ¡madre mía, tienes unos dedos largos, tía! — Su tono era tan entusiasta como burlón. — Vas a disfrutarlo, ¿eh?
Sentí el calor subirme al rostro, todo el color subiendo de golpe mientras intentaba evitar la mirada de Iván. Al notar mi reacción, él bajó la vista hacia sus propias manos y luego me lanzó un guiño pícaro, que solo me hizo sonrojar más.
—Por cierto, esta noche salimos. Y tu novio viene con nosotras —anunció Lucía con aire autoritario, apretando mis manos.
—Que no es mi novio, pesada —respondí, intentando que mi voz sonara firme.
—Claro, claro... —me dio un par de palmaditas en el hombro y empezó a enumerar—: Tenemos tres opciones: Shoko, Teatro Kapital o Fabrik.
—¿Por qué esas tres? —preguntó Iván, mirando de un lado a otro, todavía intentando ponerse al día con nuestra energía.
Lucía soltó una risita, y sin previo aviso, me pasó un brazo por encima del hombro y me sujetó de la cintura como si fuéramos una pareja en la portada de una revista.
—Aquí donde la ves, la señorita "Virgen Santa" tiene el récord de ser la que más liga siempre que salimos. — Lucía me apretó en un abrazo cómplice y continuó hablando como si fuera un secreto compartido. — Y muchas veces, los chicos que trabajan en esos sitios se quedan embobados con ella. Resultado: entradas gratis. Para las dos, claro. — Hizo una pausa, y su mirada se volvió seria al mirar a Iván. — Menos para ti, que vas a tener que pagar.