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EN TODO EL VUELO NOTABA a Carrera muy despistado, como que andaba en otro mundo

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EN TODO EL VUELO NOTABA a Carrera muy despistado, como que andaba en otro mundo. Algo le pasaba y que no quería contármelo me ponía más nervioso. El chabón andaba viendo películas románticas, ¡hasta lo vi escuchar Taylor Swift!

— Che, amigo ¿Que tenes? Andas re raro desde ayer te piraste a no se donde.

— Nada, no pasa nada.

— No me digas que conseguiste una mina en españa.— bromeé.

— Nah, ya me gustaría a mi.

Y siguió actuando extraño, sabía que había conocido a alguien porque cada dos por tres escribía en el celular y sonreía al recibir algún mensaje. ¿Quién será? La intriga me carcomía por dentro, pero no quería ser demasiado invasivo. Cada vez que intentaba acercarme para preguntarle algo, él cambiaba de tema o se hacía el desentendido.

Era evidente que estaba metido en algo importante. Al final del vuelo, cuando aterrizamos, lo vi enviar un último mensaje con una sonrisa enorme en la cara. No aguanté más y le dije:

— Dale, contame, ¿qué onda? ¿Quién es?

Carrera se rió y me dijo que algún día me diría, pero que no era nadie importante, sino alguien pasajero.



Sofia.

Auch, me había cortado cortando las verduras. Diego desde el sofá me vio sonriendo pícaro, el ya sabía lo que había pasado porque se lo conté un poco por encima, solo que evité nombrar que el chico al que había besado era Carrera.

— Sofia, ¿Y cuando conoceré a mi cuñado?

— me sonroje y evite la pregunta.— Sigue viendo la tele, anda.

— ¡Venga Sofía! ¡Yo te cuento todo sobre mi vida amorosa! ¿Como lo conociste? ¿De donde es? ¿Y porque no lo invitas a comer?

— bufé y lo señalé con el cuchillo.— Diego, para con tus preguntas y vete a lavar las manos, que en un rato cenamos.

Diego me hizo caso y mientras se fue, yo andaba muy nerviosa al recordar como besé a Rodrigo y como fui capaz de ser tan impulsiva.

Terminé separándome de él con una sonrisa y seguí disfrutando las vistas de Madrid, aunque por dentro estaba gritando. ¿Qué diablos había hecho? Supongo que fue la adrenalina o algo así.

— En cinco horas es mi vuelo...

— Sí, claro. ¿Quieres que nos vayamos?

— No, bueno, es que...

— Rodri, quisiera seguir conociéndonos, aunque sea a la distancia, ¿sabes? — hubo un silencio. — Sé que te gusto, se nota muchísimo, y me siento tan halagada porque acabas de darme mi primer beso, y lo haces muy bien, no te voy a mentir... aunque quizá no era necesario decir eso.

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