Miro a mi alrededor no entiendo donde estoy, parece una habitación pero no la mía.
—Señorita ya despertó— me habla una chica de cabello rosado que traía consigo una tableta,
—¿Quien es usted?, ¿Dónde estoy?— trato de moverme y estoy sobre una cama con ropa diferente,
—No, no se asuste yo la cambie y estuve cuidando de usted— me sonríe atenta
Camina hacia unas cortinas largas abriéndolas, dejando ver una ciudad llena de luces, un paisaje realmente hermoso.
Me siento algo mareada y trato de sentarme.
Traigo un vestido a los hombros negro, largo hasta el piso y mi cabello suelto
—¿Quien eres?— trato de pararme pero un entumecimiento en mi pierna me lo impide,
—No se mueva tan pronto, el sedante aún no se pasa— me sonríe una vez más,
Logro pararme con su ayuda y me lleva a mirar más de cerca las enormes ventanas que rodeaban toda la habitación…

—Bienvenida a París, señorita Diatsu—
La ciudad se veía hermosa desde aquí, era algo tan impresionante, pero ese buen momento me fue interrumpido,
— Tú tienes una vista maravillosa al igual que yo al tenerte aquí conmigo...— esa voz,
Giro hacia donde provenían esas palabras y ahí está a él. Vestido tan elegante en un distinguido traje de satín y un ramo de rosas…
— ¡¡Tú me trajiste aquí!— trato de caminar pero mi pierna duele,
—No te forces, te harás daño— deja el pequeño arreglo en la cama y camina deprisa hacia a mí,
—Ni se te ocurra tocarme— me alejo y tropiezo con el maldito vestido,
La chica me sostiene pero él rápido me toma y me lleva cargando hacia la cama,
—Señor, se le ofrece algo más?—
—No Manami, puedes retirarte— la chica se reverencia y sale de la habitación.
—¿Cómo te sientes?— me acomoda el cabello pero pongo distancia,
—Ahora me secuestras…— lo miro con odio y me alejo de él arrastrándome sobre la cama
—Hiromi no te secuestre, solo te traje a tu siguiente misión eso decía tu itinerario— entrecierra sus ojos con una sonrisa amable,
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—¿Ahora eres amable? Me trajiste inconsciente—
Suspira y trata de persuadirme
—Mírate estas tan bella y no es justo que me reclames por algo que los dos sabíamos que iba a suceder— toma el pequeño ramo y me lo da
—Quita eso de mi vista, ¿Qué piensas hacerme? No me trajiste solo porque sí —
—Gatita no te haré daño si eso es lo que piensas—
—No me llames así— trato de bajarme de la cama por el otro lado,
—Eres tan obstinada… me encanta eso de ti— mirando mis intentos fallidos por ponerme de pie
Camina hacia donde estoy, poniéndose en cuclillas sonríe una vez más y me toma de la barbilla…
— Si es cierto que tengo un motivo para haberte traído— suspira y acerca su rostro lo suficiente para casi rozar nuestros labios— pero aún no te lo diré.
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Alejo mi rostro del suyo.
El se reincorpora y sigue mirándome fijo...
—Te ves tan exquisita en ese vestido, apuesto a que sin el te verías mejor— hace un intento por acercarse de nuevo, me percato que es demasiado pronunciado el escote, todo el vestido no deja nada a la imaginación e intento cubrirme con la sábana
Una sonrisa algo burlona se hacía presente en él.
— Espero que para la cena ya puedas mantenerte de pie— me toma del brazo dejándome en la cama y camina hacia la puerta.
—Debe ser una pesadilla...— sollozo
Le doy un vistazo a la habitación, busco por dónde salir…
—Solo estos ventanales…— pongo mis manos en ellos ligeramente cuando escucho la puerta abrir.
—No es una buena idea señorita— me dice la chica que me había cuidado,
Volteo rápido y pongo mis manos detrás de mi.
— Creen que se salieron con la suya, pronto se darán cuenta que no estoy en el hotel ni cumpliendo con mis visitas —
— Pero si está en el hotel que le habían designado, solo que es la habitación VIP, usted si cumplirá con sus visitas. Además quien vendrá a buscarla sus dos guardaespaldas la dejaron a su suerte el mismo día— acomoda el ramo de flores en un pequeño jarrón y tiende la cama,
—Eso es imposible, uno de ellos se tomó unos días pero…— me inquieto
—¿Enserio? Porque tengo entendido que el segundo a cargo también se retiró del hotel—
No puede ser cierto, esto no puede ser cierto. Se fue sin decir nada como un maldito cobarde, claro dejando todo sobre Nanami-san.
—¡¡Ay eres un…!!— lanzo un adorno de la habitación,
—Señorita por favor no haga desorden, al señor no le gusta — se acerca a juntarlo del piso y sale de la habitación sin decir nada más.
Me siento en el pequeño sofá que estaba ahí, miro detenidamente mi cuerpo…
—Bien no me siento abusada eso es una buena señal— trato de mover la pierna y me percato que tengo inflamado donde me inyectaron,
—Maldito idiota me lastimó una vena—
Después de un rato, escucho la cerradura abrirse…
—Me piensas tener en cautiverio?— me levanto rápido del sofá y cruzo mis brazos al mirarlo entrar, no pienso demostrarle miedo
—Debes tener hambre, ¿me acompañas a cenar?—
—Me atacaste con una maldita aguja, ¿tú qué crees?—
Su rostro se pone serio y camina hasta donde estoy.
— Bueno no sabía cómo reaccionarías, ciertamente el que estés completamente sellada hubiera evitado esos métodos, cariño— pone un rostro pensativo,
—Lo que me dice que uno, tu padre te mando sellar por miedo o dos lo hicieron para tener control sobre ti, dime ¿sigues creyendo que quiere ayudarte?—
Abro los ojos con sorpresa…
—Mientes, como puedes saber que estoy sellada ni siquiera…— pienso un momento
—Dime algo, ¿desde cuándo no tienes un desborde de energía?— se acerca a mi y yo me altero
—Yo, yo estuve…—
Saca unos documentos de su saco y me los pone en las manos.
— Te sellaron porque no saben apreciar tu poder y tu capacidad— me habla cerca del oído,
—¿Qué es esto?— arrugo los papeles,
—Es el registro de que hace unas semanas tu energía se salió de control, que fuiste sellada por órdenes de los altos mandos, me imagino que ya sabes por quién…—
—Desde cuando se creen con derechos sobre mi! Mi padre debe de enterarse de esto!— lanzo los papeles y me enfurezco
—Lo sabe, el hizo un trato con ellos ¿No lo sabías?— se acomoda su largo cabello y da un vistazo a sus manos
—¿Que dices?!— lo miro incrédula y camino deprisa por la habitación,
—Mientes, mi padre no...— realmente si lo creía pero me negaba a hacerlo
Mi pecho se cerraba más y más, todo me daba vueltas.
“Ese fue su plan siempre”, pienso tratándome de sostener de la pared, para eso lo enviaron.
Pareciera que el disfrutaba de abrirme los ojos, se mantenía en silencio pero era obvia su satisfacción…
— Hiromi...— se acerca para tomarme de la mano, sus dedos juegan con los míos y eso me distrae
Tararea un poco, juega delicadamente en mi cabello
—¿Recuerdas tu lugar seguro?— abre un poco sus brazos ante mi
—No, no lo es… ya no!!— mis lágrimas se desbordan siento que me ahogo, mi pecho arde
—Jamás dejo de serlo Hiro…— me jala despacio para acomodarme en su pecho— Mi Hiromi, aquí estoy.
Trato de alejarme, lo golpeo con las pocas fuerzas que siento en los brazos, pero cedo, aferrándome a su saco ahogando un grito de tristeza y desesperación.
—ME MINTIÓ, ME MINTIÓ!!— repetía una y otra vez…
No solo hablaba de mi padre, también de Satoru, el me prometió ayudarme pensé que de verdad quería ayudarme y el maldito me selló.
