Hacia mediados de abril, Felipe recibió una carta que, de acuerdo con el matasellos, se había desviado y había ido a parar hacia otro sitio. Cuando leyó detenidamente las letras torpemente escritas en el sobre, no le sorprendió que esto hubiera pasado. Y, además, no había remite. No pudo reconocer la letra. Rasgó el sobre y sacó una hoja de papel rayado que se encontraba doblada. Mientras extendía el papel, el cierre de la carta atrajo su atención. Un abrazo, Letizia. Se le cayó el alma a los pies. Incrédulo, hizo un gran esfuerzo para tratar de entender las frases toscamente redactadas, maravillándose de todo lo que ella había aprendido en tan poco tiempo. Te echo de menos, quiero ir a casa. Por favor.
En la última línea escribió: Te echo de menos mucho. Felipe leyó estas últimas palabras a través de las lágrimas que empañaban sus ojos. Se dejó caer en el borde de su escritorio y se llevó el papel a la nariz. El leve perfume de rosas se aferró a ella. Cerró los ojos, imaginando lo que sentiría en aquel momento al estrecharla entre sus brazos, al ocultar la cabeza en la dulce curva de su cuello. El deseo que se adueñó de él era tan fuerte, que todo su cuerpo se puso a temblar.
Cuando logró recobrar la compostura mínimamente, redactó una carta de respuesta, escribiendo las palabras con letra de imprenta y haciendo frases cortas y sencillas. Una nota alentadora, animándola a trabajar mucho en la escuela y a disfrutar de las actividades sociales.
Aquellas cortas frases fueron las más difíciles que escribió en toda su vida.
Con la puntualidad de un reloj, las cartas de Maddy empezaron a llegar una vez a la semana a partir de entonces. Ella mantenía a Felipe al corriente de todo lo que pasaba, pero no era mucho. A Letizia le estaba yendo bien en la escuela. El bebé estaba creciendo. Los tres se encontraban bien.
El 1 de mayo, Felipe recibió otra carta de Letizia. Esta vez, además de suplicarle que la dejara volver a casa, ella escribió tres frases que hicieron que se le helara la sangre en las venas. Tengo un nuevo amigo. Es sordo. Nos reímos mucho.
La primera reacción de Felipe, un profundo miedo, finalmente cedió el paso a un conformismo fatalista. Si Letizia encontraba a otra persona, si se enamoraba, entonces esto significaba que aquel matrimonio no estaba destinado a durar. A lo largo de toda su vida, a ella le habían negado todo lo que las demás personas daban por sentado. Si él la amaba, si realmente la amaba, no permitiría que sus deseos egoístas la privaran de aquella oportunidad de tener una vida normal.
Poco después, llegó otra carta de Maddy. Describía al nuevo amigo de Letizia, Bruce, como un joven simpático y apuesto. «Es evidente que la adora, y es increíblemente amable con el bebé, lo cual le granjea el cariño de ella». Después de leer la carta, Felipe permaneció sentado en su estudio, con la mirada perdida en el vacío. ¿Estaría Maddy haciéndole una advertencia? La idea le produjo un profundo dolor. Bruce... Aunque nunca había visto a ese hombre, Felipe lo detestaba. Conque increíblemente amable con el bebé, ¿verdad? Canalla despreciable. Estaba utilizando al niño para ganarse el afecto de Letizia. Era el truco más antiguo del mundo. Lo que asustaba a Felipe era que pudiera surtir efecto.
¿Estaría a punto de perder a Letizia? Sin ella ni el bebé, no estaba seguro de que mereciera la pena vivir.
Muy preocupado por esta noticia, se dirigió a la caballeriza y se puso a trabajar hasta altas horas de la noche, obligándose a seguir hasta prácticamente desplomarse de agotamiento para poder dormir. Cuando finalmente se dejó caer en la cama, los sueños empezaron a atormentarlo. Soñó con Letizia... bailando el vals en los brazos de otro hombre.
El 15 de mayo llegó otra carta de Letizia. Después de la sutil advertencia que Maddy le hizo acerca del bueno de Bruce, Felipe tenía miedo de abrir el sobre. Dentro de él sólo había un dibujo. Mientras lo desdoblaba sobre el escritorio para mirarlo, frunció el ceño. Tal y como hiciera un día ya remoto en la habitación de los niños, Letizia había dibujado los rostros de ellos dos. Pero, en este dibujo, Letizia tenía orejas y Felipe no. No había ningún mensaje.
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La Canción De Letizia
FanfictionFelipe de Borbon y Grecia se queda horrorizado al descubrir que su hermano había forzado a una muchacha indefensa. Atormentado por la culpa, Felipe se casa con ella y pretende criar al hijo que lleva en su vientre. Al poco tiempo de la boda, Felipe...